Quien no deja de sentirse el chucho cuerero de la inclusión de género, es el secretario de Gobernación de esta Puebla camotera, Jorge Cruz Lepe, pos no para de presumir que apenitas con un cursito de sensibilización, puede calmar las aguas de sus clásicas metidas de pata.
Al Juan Camaney del Charlie Hall le salió en carne propia el “tiro por la culata”, luego de aceptar que la Segom tiene infiltradas en varios colectivos feministas, que no paran de andar de oreja en oreja, nomás pa’ cantarle los chismes.
Así como lo leen, mis valedores, tanto repudio causó el Jorgito con sus dichos, que no le quedó de otra que caerle a tomar unos cursos con la Kari Romero Alcalá, en la Secretaría pa’ la Igualdad Sustantiva de Género, y tratar de librarse de sus propias burradas.
Y es que, como decía mi Tía Lucha, “el pez por su propia boca muere”, y así merito le pasó a quien de sentirse todo un estadista capirucho terminó como el “payaso de las cachetadas”.
Pos cómo no, si de fracaso en fracaso no para y, menos, cuando se trata de querer aplicar el verbo matador, y verse como si deveras supiera hacer su chamba.
El colmo de males, fue que “de nuez” quedó exhibido como un politiquero anquilosado, comido por los años y que no sabe distinguir entre las nuevas formas de pisar tierra, y hasta de portarse a la altura.
Es más, su palabrería retadora con las feministas lo revela tan cual, curtido en la guerra sucia, donde primero se golpea y luego se pregunta, así como le hizo con ambulantes en el pasado y los carnales voceadores en el presente.
Y con estas formas porriles, mis valedores, ¿a poco se va a terminar de educar en cuestiones de género y polaca de altura, cuando todo lo que pisa se convierte en lodo?
La Netflix, primero tiene que cambiarle el coco, asumir su chamba “de a devis” y capear el terreno, como quien dice, no dejarse llevar por la “cruz del olvido” y menos hablar con las tripas en la mano.
A ver cuánto le dura el chistecito, ¿o no, banda?
Inseguridad, miedo latente.
Vaya que es urgente, mis valedores, que los policletos capiruchos se pongan al tiro, pos como plaga en los últimos días los malandros están como perros, haciendo de las suyas.
Lo mismo, hordas de criminales se trepan en los micros y les dan vajilla a los chambeadores, ejecutan banda en estacionamientos y acribillan a diestra y siniestra a taqueros, en la complicidad de la noche.
Y es que por más que rajen chipotle que la seguridad es primero, la Netflix los carnales de a pie no dejan de sudar la “gota gorda” cuando salen a la calle.
Nel, si hasta miedo da toparse con la sombra ajena, mucho más cuando la vida está en juego.
Ahí se las dejo al costo.