Durante las siguientes semanas mucha de la conversación se irá hacia el mundial de fútbol en Qatar, ya sea por los desempeños deportivos o las múltiples controversias. Un evento internacional en un país con un juego de valores que contradice mucha de la modernidad occidental es pasto fértil para que salten los contrastes.

Buena parte del poder de las dictaduras modernas viene de lo conveniente que ha hecho la tecnología al gobernar autoritariamente. Como el sistema de crédito social chino, que castiga a disidentes y ofensores del orden político a través de un grupo de apps.

En Qatar las aplicaciones de teléfono tendrán un rol vital, con dos que capitalizan las discusiones: Ehteraz y Hayya. La primera necesaria para cosas como recibir atención médica o buscar alojamiento, la segunda para acceder a estadios, tomar el transporte público o entrar al país.

A nivel internacional se han levantado alertas sobre las aplicaciones. Entre ambas monitorean en tiempo real la localización del teléfono, además de grabar registros de llamadas y evitar que los equipos entren en modo de suspensión; enviando toda la información a un servidor central. Por los datos no se preocupe, le regalan una SIM al registrarse.

Los mexicanos parecen haber hecho caso a las agencias de inteligencia extranjeras, pues apenas la mitad de los cincuenta mil connacionales que irán al Mundial han tramitado su aplicación Hayya. Con buena probabilidad que sea más la muy nacional costumbre de dejar todo al último de la hora.

Pero no hace falta preocuparse, pronto tendremos en nuestro país una probadita local. La profesional liga mexicana de fútbol implementará el FAN ID, un registro digital obligatorio para acceder a los recintos futboleros nacionales.

A partir de 2023 comenzará un paulatino proceso para generar una ficha única con toda la información de los asistentes a la Liga MX. Para lograr esto será necesario subir a la aplicación una identificación válida y tomarse una selfie, además de capturar un par de datos adicionales.

Importante recordar que la medida se diseñó en parte como respuesta al violento incidente en el estadio Corregidora de Querétaro, en marzo de este año.

Queda para la anécdota que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), quien en el momento reprobó la difusión de los rostros de presuntos lesionados y lesionadores en Querétaro, esta vez haya dado visto bueno al proyecto. Eso sí, los menores de edad quedan excluidos, por ahora. Faltará ver que dice la Suprema Corte, que tiró un proyecto similar en los registros telefónicos.

Los números preliminares de la empresa que se quedó con el contrato, la mexicana Incode, apunta a capturar los datos de más de cinco millones de personas en 400 juegos anuales. Que la empresa sea consentida del multimillonario Salinas Pliego, dueño indirecto del Puebla F.C., no abona a la confianza. Una medida de control tan extensiva e invasiva es desmedida para los fines de proteger a la gente en los estadios, diría uno.