Nomás su héroe de barrio anduvo descuidando la reporteada por eso del Guadalupe-Reyes y se armó la de Caín en el Hospital Regional del ISSSTE, luego que la banda sindicalizada sacara los trapitos al Sol, de lo que viven a diario a manos de los directivos que no dejan de hacerse de la vista gorda.
Y es que hartos de los malos tratos, la indiferencia y menosprecio del director, Arsenio Torres Delgado, los valedores de la Sección XXIV terminaron por alzar la voz y poner en su lugar a propios y extraños.
La banda sacó las uñas y aplicaron la del “valiente vive hasta que el cobarde quiere”, pa’ denunciar el cochinero en que opera el famoso ISSSTE de San Manolo. Resulta que lo único medio bueno en el mentado hospital es la fachada, y eso a duras penas, pos los insumos médicos faltan a diestra y siniestra, afectando lo mismo a médicos y enfermeras que a los derechohabientes.
Ni qué decir si les caen emergencias, pos ni a baumanómetros o glucómetros llegan, mucho menos tienen los aparatitos que miden los signos vitales a los pacientes que hacen filas interminables.
Es más, mi chismoso salubre ya rajó canela que médicos y enfermeras tienen que hacerle la chillona a las familias pa’ que se mochen con artículos de limpieza, mínimo pa’ tener al tiro a quienes andan internados.
La cosa se pone color de hormiga, pos el personal también acusó presuntas chicanadas que el director y su camarilla estarían dejando pasar sin aplicar el brazo de Doña Justicia.
Y es que en el matasanos del ISSSTE habría señalamientos de acoso laboral cometido por altos mandos, sin que el susodicho director se atreva a poner orden, lo que tiene bien enchilados a varios chambeadores.
Ni se diga de los malos tratos que deben soportar, nomás por las pistolas de sus superiores, que terminan haciendo “caravana con sombrero ajeno”.
Como siempre, quienes terminaron por “pagar los platos rotos” fueron los pacientes, pos tuvieron que aguantar la falta de servicio y enterarse del tremendo lodazal que sortean en el ISSSTE, a costa del varo que pagan mes con mes.
No por nada la exigencia era clara y directa: que echaran de “patitas a la calle” a Arsenio Torres Delgado y a todos los dizque mandos del hospital.
Pos luego del argüende, no faltaron los doctores a quienes ya les temblaban las patitas nomás de pensar en posibles represalias y cobros de facturas que llegarían de la dirección.
Todo pinta a que de la cloaca del ISSSTE saldrán más porquerías que no tardan en mover las aguas federicas.
Ahí se las dejo al costo.