Así empezaron en otros municipios del país. Un ejecutado a plena luz del día, un levantón en una casa, el abandono de cuerpos en plazas públicas, bolsas con restos humanos descuartizados…
El problema se ha extendido como un terrible cáncer por toda nuestra República Mexicana, las masacres, como la de Ensenada, de este fin de semana, son la constante.
Los hechos de inseguridad, en Puebla capital, son cada vez más constantes, crudos y con esos tintes que, como reitero, hemos visto en los estados de: Veracruz, Michoacán, Guerrero, Guanajuato y Zacatecas.
La alerta roja debe obligar a las autoridades, de los tres ámbitos de gobierno, a reforzar las acciones en materia de inseguridad. Se requieren más rondines, pero también una mayor confianza en los cuerpos policiacos.
Urge, además, que la Fiscalía realice de manera impecable su trabajo, para que los jueces tengan elementos para mantener tras las rejas a quienes intentan desestabilizar la capital.
Si hoy no se toman acciones firmes, lo vamos a lamentar no un día o un mes, sino al menos una década.
Los zapatos del arzobispo
El cumpleaños número 73 del arzobispo Víctor Sánchez Espinosa es señal de lo que vendrá dentro de dos años para la iglesia católica. El jerarca tendrá que retirarse, así que comenzarán las especulaciones.
Víctor Sánchez ha tenido una característica: el acercamiento con todos los sectores. Es un político, no por pertenecer a algún partido, sino por su forma de dialogar y lograr consensos con todos los actores sociales.
Si se pudiera hablar de lógica en la sucesión, veríamos que hay cuatro candidatos, los tres fueron nombrados obispos auxiliares y posteriormente se les asignaron diócesis, dos de ellos en zonas complicadas, como Dagoberto Sosa que hoy es obispo en Tlapa Guerrero, en la montaña. Destaca que ha sido respetado hasta por los grupos armados de la zona.
Al norte de nuestro país está Eugenio Lira Rugarcía, en la diócesis de Matamoros, una zona identificada por la violencia y la crisis migratoria. Lira Rugarcía cuenta con una buena imagen entre los poblanos.
Otro candidato en la sucesión es el obispo de Ciudad Obregón, Felipe Pozos Lorenzini, que está en una zona relativamente tranquila.
En Puebla, el obispo auxiliar Tomás López Durán es el encargado de la vigilancia de los sacerdotes. Él podría, al momento de la renuncia de Víctor Sánchez, quedar como encargado.
Sólo el tiempo dirá.
El arzobispo llegó a su encomienda con una dinámica muy fuerte: salió en búsqueda de los católicos. En su momento, enfrentó las presiones del morenovallismo, durante la pandemia recalcó la importancia de usar gel, cubrebocas y mantener la sana distancia.
Hasta antes del Covid sus conferencias de prensa marcaban agenda en temas políticos y sociales.
En resumen, se trata de un líder católico que ha dejado una importante huella entre los poblanos, de ahí que su sucesor tendrá unos zapatos muy grandes que llenar.