Un verdadero reino del terror es el que estarían viviendo los carnales del Sindicato “Benito Juárez”, en las entrañas del Charlie Hall, luego que el lidercillo, Gonzalo Juárez, no deja de exprimirlos y tratarlos como verdadera carne de cañón.
Pa’ nadie es un secreto que el susodicho está enfermo de poder y, en cada oportunidad que puede, no deja de exhibirse como todo un Don Corleone Región Cuatro, a costa de los chambeadores.
Así como lo leen, mis valedores, y es que el Gonzo de a “tiro por viaje” saca el cobre a lo varil poniéndose de a pechito como un dizque defensor de las causas trabajadoras, aunque en el fondo sea todo lo contrario.
Pos cómo no si a la de a Wilbur busca cualquier rendija pa’ que sus chicharrones truenen, sin importar a quién tenga que mostrarle el fierro o mover las aguas pa’ que el músculo le haga la chamba sucia.
O qué, mis culebras, ¿a poco su reelección al frente del Sindicato “Benito Juárez” fue legal o transparente, y a prueba del ojo chícharo que dicta Doña Justicia?
Si fuera así, “me canso ganso” que el gremio sería una perita en dulce, trabajando como todo un relojito suizo y sin especulaciones en corto, con el miedo que las orejas del Gonzo anden a la caza de sindicalizados encabronados.
Cómo chingados no, si las bases terminaron bien enchiladas con el remedo de elecciones, donde el único beneficiado fue este charrito camotero, al mero estilo de los tiempos de Fidel Velázquez.
Y es que las mentadas de máuser fueron y vinieron, reclamando boletas foliadas pa’ andar venadeando a quienes se salieran del guacal; preguntas amañadas y, pa’ rematar con el cochinero, el Gonzo era la única opción al frente del gremio.
De ese tamaño, la chulada de elección que se cocinó en el “Benito Juárez”, cortesía del mentado susodicho. Por eso mismo, mi chismoso sindical ya rajó chipotle que el Gonzo habría puesto a sus golpeadores, pa’ indagar quiénes se le andan poniendo al brinco, y filtrando el lodazal que tanto le costó irse armando.
Es más, banda, tanta comienza a ser su paranoia que habría movido los hilos hasta pa’ que los chambeadores le rindan pleitesía obligada, pero en el Tuister y el Feisbuc.
De lo contrario, arrancan las presiones veladas, amenazas zalameras y el clásico chantaje laboral que sus secuaces aplican.
¿Y todo, pa’ qué, mis culebras, pa’ levantarle su baja autoestima, pa’ que se sienta todo un Juan Camaney de las redes sociales o, de plano, le gane el corazón de influencer?
Lo cierto, mis valedores, es que el Gonzo cada vez pierde credibilidad y terreno entre los sindicalizados.
No vaya a ser que en una de esas no cumpla su nuevo periodo hasta el 2027.
Ahí se las dejo al costo.