Uno de los proyectos estrella de la actual administración estatal es el Metrobús, que sin duda es una solución al problema del transporte público, sin embargo la opacidad es lo que priva en la puesta en marcha de este ambicioso plan.
La opacidad con la que se desarrolla el proyecto no solo parte del negociador con las organizaciones del transporte que se ven involucradas. Abraham Sánchez, de quien ya platique en la pasada entrega, sino también en la forma como se piensa desarrollar, por qué se escogió el eje en el que arrancará la primera línea, en los precios de los autobuses, así como en la exorbitante cifra que se le pagó a Logit por este trabajo.
Vamos por partes. Una primera pregunta que me gustaría pudiera contestar el secretario del Transporte, Bernardo Huerta Couttolenc y su segundo de a bordo, Víctor Mata Temoltzin, es por qué escogieron el tramo que corre de San Bernardino Tlaxcalancingo a Chachapa para poner en marcha este proyecto, cuando el eje natural es el corredor de la 11 Norte-Sur, por el cual circula 70 por ciento del transporte público de Puebla.
Tal vez la respuesta sea: por miedo, ya que es más fácil negociar solo con cinco rutas en vez de enfrentar el toro por los cuernos e iniciar el reordenamiento de forma seria en el corredor natural de la 11 Norte-Sur.
Otra pregunta que sería muy interesante que pudiera contestar el titular de la ST es por qué está empeñado en que los autobuses que entrarán en funciones en este primer corredor vial deben ser 50 unidades. ¿Ya calculó bien la demanda?
Algo que intriga también es por qué el secretario Huerta se empeña en que las unidades se le compren a Mercedes Benz, cuando Dina, empresa mexicana con sede en Hidalgo, tiene vehículos de primera generación. Los vehículos de la marca alemana con tecnología de punta tiene un costo de alrededor de 500 mil dólares, es decir, a precio actual de la moneda americana, unos 6 millones de pesos por unidad. Los vehículos Dina con la misma tecnología tienen un costo de alrededor de 290 mil dólares, por ahí de 3 millones 600 mil pesos. ¿Por qué Huerta se empeña en que los concesionarios se los compren a Mercedes? ¿A caso hay diezmo de por medio?
Su insistencia ya despierta sospechas, pero nadie le hará nada, pues se sabe intocable ya que su pareja sentimental es la contralora Patricia Leal Islas, quien antes fue su jefa, cuando fungió como subsecretaria del Transporte en la era melquiadista y Marco Antonio Rojas Flores estuvo el frente de esta dependencia.
Una última pregunta por hoy es por qué se le pagó tanto a Logit, empresa que tiene por cierto sus oficinas muy cerca de la avenida Juárez; por el estudio, el cual ya lo han presentado en otros años, se dice que la cifra que le pagaron a esta empresa está cercana a los 20 millones de pesos.
Ahí le dejamos. En otra entrega haré más preguntas sobre este tema, que dará mucho de qué hablar y es visto ya por algunos como el negocio del siglo.
Una más de Aréchiga
El líder del Congreso local, Guillermo Arechiga Santamaría, no da una.
El evento de ayer en donde se firmó un convenio con la UAP estuvo a punto de ser un verdadero desastre, porque el “Profe” les avisó a los líderes de las bancadas del PRI, PAN y Convergencia del acto el domingo por la noche.
Los coordinadores de estos partidos, José Luis Márquez, Mario Riestra Piña y José Juan Espinosa estuvieron a punto de no asistir al evento y solo fueron en atención al rector Enrique Agüera Ibáñez.
Por cierto, la bancada priista está que truena contra Aréchiga porque no ha sesionado la Gran Comisión a cargo del “Profe”; la razón, nadie sabe cuál es, pero por esto ocurren situaciones ridículas al interior de la legislatura, como lo que pasa con el diputado por Huachinango, Edgar Sánchez Gómez, quien entró a la legislatura como suplente de Ricardo Urzúa, quien a su vez se fue a la Cámara de Diputados para cubrir la curul dejada por Ardelio Vargas Fosado.
Pues sucede que el diputado Sánchez Gómez no es miembro de ninguna comisión, así como lo lee; la razón, que no se le ha asignado ninguna porque no ha sesionado la Gran Comisión.
Una linda historia
El auditor mayor del Órgano de Fiscalización, Víctor Manuel Hernández Quintana, distinguido miembro de la banda del Colegio de Contadores tiene una cola muy larga.
Resulta ser que a pocos días de que terminara la pasada administración, Hernández Quintana ordenó realizar un total de 180 auditorias a igual número de organismos y dependencias, lo cual no tendría nada de raro salvo que Hernández Quintana habló personalmente con cada uno de los hoy extitulares de estas áreas, para dejarles en claro que las cuentas públicas pasarían, si y sólo si él se encargaba junto con sus amigos de asesorar mediante una módica suma a cada uno de los involucrados.
Serpientes y Escaleras