Y pensar que fue hace apenas un año.
Poco después del mediodía los priistas sabían que el estado pertenecería a la entonces oposición. Apenas y creían su derrota. Por la noche, llenos de dolor, decepción y enojo aceptaban públicamente los resultados.
Era 4 de julio.
La derrota estaba marcada.
El entonces gobernador se aferró a la candidatura del peor de los aspirantes, según los expertos en marketing político. El precio de la complicidad lo pagaría muy alto, pero a cambio, dicen los que saben, obtendría impunidad.
Fue una batalla que decidió perder para entonces ganar su propia guerra.
Muchos hablaron de las consecuencias. Muchos otros callaron las razones.
El amasiato entre el PAN, PRD, Panal y Convergencia tuvo resultados. Su unión los hizo sentir tan fuertes que hasta llegaron a creer que en verdad se amaban. Aferrados a aquella farsa se defendían unos a otros. Como en todas las relaciones, bastaron seis meses juntos para darse cuenta que ya no se necesitaban.
Y pensar que fue apenas hace un año.
Ayer, cuatro estados de la República vivieron sus propias batallas. El Estado de México, Coahuila, Nayarit e Hidalgo. Humberto Moreira se fortalece como líder nacional del PRI y siente el sabor del triunfo, sabor que pretenderá conservar hasta el próximo año cuando su partido luche para regresar a Los Pinos.
Los priistas regresaron y es para quedarse, dijeron por ahí.
Los especialistas especulan sobre el 2012. Dicen que ahora sí nadie ni nada los detendrá.
En Puebla Juan Carlos Lastiri festeja un triunfo que no le pertenece.
Los panistas se dicen sorprendidos y los perredistas robados.
Mientras, las autoridades electorales responsabilizaron a la lluvia por el abstencionismo en elecciones extraordinarias (¿hubo elecciones extraordinarias?).
Ahora mismo, Blanca Alcalá, Enrique Doger, Fernando Morales, Javier López Zavala y hasta Mario Marín preparan sus mejores armas para conseguir la candidatura. Comprueban que ninguna derrota es para siempre y ya se sienten senadores.
¡Bah, qué más da!, siempre es lo mismo.
Ni siquiera dejan lugar al suspenso.
Animal Politico