Durante las últimas décadas las mujeres hemos insistido en una aparente lucha por la equidad de género, y digo aparente porque deseamos lograr igualdad en determinados temas y no en absolutamente todo. Navegamos con una bandera llamada “liberación femenina”, pero que tiene letras chiquitas como todo contrato.
Y muchas saben de lo que hablo.
Exigir igualdad en el sector profesional es justo; ausentarse por la menstruación no tanto.
Pedir incapacidad de tres meses antes del parto y tres después del mismo, es legal; tomar como día libre las fechas que establece el calendario escolar como inhábil no aplica.
Luchar por salarios iguales al de los compañeros es apropiado; no aceptar quedarse hasta tarde por las catorce razones no es equitativo.
¿Y los hombres?
Aunque parezca difícil creerlo, la realidad es que los varones también sufren de desigualdad, discriminación, maltrato y todo aquello de lo que las mujeres padecemos en muchos casos, sin embargo la cultura machista les impide manifestarlo o denunciarlo.
El diputado del PRD, Eric Cotoñeto Carmona puso el tema en la mesa y aunque no dudo que habrá legisladores que se pongan la armadura de súper héroes y nieguen esta realidad, lo importante es que por fin se analicen leyes que beneficien realmente a los ciudadanos, independientemente del género al que pertenezcamos.
La Ley de Pensión Alimentaria para madres y padres solteros surge luego del evidente incremento de padres solteros que se quedan a cargo de sus hijos por diversas circunstancias y que no cuentan con la estabilidad económica para cubrir su responsabilidad como progenitores.
Actualmente las leyes sólo protegen a las madres solteras, por lo que es necesario incluir al género masculino dentro de los beneficios de la ley.
Dicha iniciativa pretende crear un fondo económico que cubra de alguna manera los gastos de los padres y madres solteros que no tienen ingresos y aunque el propio diputado reconoce que no es la solución la propuesta habla de un avance en la igualdad de género.
Obviamente la propuesta debe ir más allá de un simple tema de equidad, pues la creación de pensiones puede convertirse en un lastre para los gobiernos en turno, sin olvidar lo comodinos que podemos llegar a ser los mismos ciudadanos.