Los reflectores regresarán de nueva cuenta a posarse sobre el rector de la máxima casa de estudios en el estado, Enrique Agüera Ibáñez, quien el próximo 4 de octubre rendirá su segundo informe de labores correspondiente a su segundo periodo al frente de la UAP. Hay que recordar que Agüera arribó a la UAP para cubrir en 2004 el interinato del segundo periodo de Enrique Doger Guerrero, quien dejóla universidad para irse como candidato del PRI a la presidencia municipal de Puebla. Enrique Agüera regresa a los primeros planos por varias razones; una de ellas que será el primer informe que rendirá bajo el nuevo mandato de Rafael Moreno Valle Rosas, a quien ha sabido hacer su aliado y con quien mantiene una muy buena relación, luego de que muchos pensaron que una de las primeras cabezas que iban a rodar era la del rector de la UAP. Otra razón es que probablemente pudiera ser el último informe de labores del rector al frente de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), ya que de nueva cuenta es visto como posible candidato a un puesto de elección popular. Le guste o no al rector, su figura es vista como un probable candidato al Senado de la República por parte del PRI y especialmente por parte del muy probable candidato a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, quien a todos mundo le ha dicho que irá con candidatos que sean ganadores, ni más ni menos. Nadie se imagina a Enrique Agüera diciéndole que no al muy probablemente próximo presidente de la República; es más, en corto, la gente cercana al académico reconoce que el rector sólo espera la invitación para hacer las maletas. Es más, cuentan que el plan B del rector, en caso de no ser nominado por el PRI al Senado de la República, es buscar la candidatura del tricolor a la presidencia municipal de Puebla, la cual durará en funciones 4 años y 8 meses debido a la reforma electoral aprobada por el Congreso local. Los tiempos para el plan B se le acomodan perfectamente el académico, quien sin duda jugará con las circunstancias. Es un hecho que por ningún motivo el rector entrará a una guerra de desgaste innecesaria, solo si le ofrecen la primera posición dentro de la formula priista e, insisto, si se la ofrecen entrará a la pugna, si no por ningún motivo se moverá del lugar en donde se encuentra. En tanto también, precavido como es, pacientemente prepara su sucesión al frente de la máxima casa de estudios y juega con sus cartas. Tres serían netamente suyas: el tesorero Alfonso Esparza; el director de Comunicación Institucional e Imagen de la UAP, Jorge David Cortés y su director de Obras, Manuel Sandoval, aunque nadie debe descartar al vicerrector Jaime Vázquez, cuya figura crece como la espuma. El 4 de octubre, sin lugar a dudas, dejará muchas lecturas para la vida a futuro de la UAP y de su principal figura, el rector Agüera.
¿Dónde se quedó Lalo?
Es la pregunta que todo mundo se hizo, luego del primer grito de Independencia dentro de la era morenovallista. Y es que en el balcón solo apareció el gobernador Rafael Moreno Valle acompañado por su esposa, Martha Erika Alonso y nadie más estuvo en la escena. El primer regidor de la ciudad de Puebla brilló por su ausencia, una escena ya clásica dentro de la muy mala relación que hay entre el presidente municipal y el gobernador del estado. La humillación no paró ahí, sino que continuó cuando el gobernador prefirió tener como acompañante al secretario del Trabajo, el nefasto Javier Lozano Alarcón, quien nuevamente se placeó por Puebla como ave de mal agüero, dejando muy mal parado al alcalde poblano quien se hizo acompañar de su familia.