La actuación del domingo pasado de Juan Pablo Sánchez para muchos fue una sorpresa, aunque lo cierto es que ya mucha gente le conoce y se identifica con él, o lo identifican como “su torero”.
Juan Pablo nació en la meritita Aguascalientes, hijo del matador de toros Ricardo Sánchez, actualmente representante taurino del Grupo Bailleres, léase DEMSA: operadora, y concesionaria de las principales plazas de la República.
De entre las funciones que desempeña el fino torero de Aguascalientes está la de gerente de la Monumental Plaza de Aguas.
Al materializarse la inquietud del todavía chaval Juan Pablo de hacerse torero, decidieron, la familia, familia de toreros y los apadrinantes de su carrera taurina, señores Bailleres, enviarlo a España, acompañándole en esa su primera incursión, no tanto en los ruedos, como en el campo bravo español su tío, el también matador de toros Luis Fernando, quien mucho brilló en los escenarios taurinos al hacer pareja como llevador, maestro y apoderado del también hidrocálido Arturo Macías en la primera etapa, la del despegue y encumbramiento del cejijunto.
Fue en las dehesas y tentaderos hispanos donde le vieron los empresarios Lozano, casa de apoderamiento de toreros de gran prestigio. Se maduró el plan de formarle torero, pero “de los buenos”, dijeron todos al ponerse de acuerdo cristalizando la idea el 18 de septiembre del 2010.
Fue en la Plaza de Nimes, en Francia, donde el chaval de entonces recibió la borla de matador de toros de manos de Enrique Ponce, llevando de testigo a Castella, con toros de Victoriano del Río. Y con sólo dos meses de alternar vino a dar el gran cañonazo la joven figura, hecho que se dio el sábado 13 de noviembre del mismo, gran inauguración del moderno Domo, Plaza de Toros de San Luis Potosí, corrida histórica en la estuvieron en el cartel: Enrique Ponce, Sebastián Castella, Arturo Macías, con una corrida de Arroyo Zarco, y fue éste Juan Pablo quien ante el llenazo y las expectativas de tan magno evento salió con el triunfo.
Fueron dos las orejas que con un toreo fresco, juvenil y de gran templanza cortó, en contra de sólo una del torero galo, con quien por cierto, ambos han venido haciendo pareja toreando en muchos ruedos hispanos, franceses y de los nuestros, actuaciones que han permitido incrementar en rodaje del de Aguas y con gran beneficio para los dos, que al promover a Juan Pablo Sánchez sus llevanderos y apoderados, la casa Lozano, a Juan Pablo le hace callejón el matador Fernando Lozano le hacen torear y mucho.
Y al llevar como alternante a Castella, a quien lleva el otro de los Lozano, José María, “Chema”, y les basta con completar la tercia con algún torero regional, por adonde van algún otro importante y los carteles quedan bien “arrematados”.
Estrategia ésta que les ha redituado buenos resultados: el torero, torea, se codea y foguea con figuras y su bagaje taurino se incrementa, cómo lo demostró el domingo con un magistral y templadísimo, del que los cronistas dicen se llama “torear por nota”. Cierto, muy cierto, pero debe afirmarse que la nota, la dicta él, siendo él quien lleva el ritmo y el temple, de acuerdo al son del toro que le toca.
Otro gran merito suyo, igual que Saldívar, es que los dos toreros son muy constantes en sus triunfos. Revisando los números de sus actuaciones puede verse que es mayor la cantidad de trofeos cortados en relación al número de actuaciones.
A diferencia de los que poco torean que llegan a sumar, lo más un par de trofeos en contra de una docena de veces que se visten de luces.
Definitivamente, toreros de la talla y corte de Juan Pablo y Arturo Saldívar, este último ya está acartelado en las principales ferias de Sudamérica, siendo contratado y estando ya considerado dentro del Grupo Especial al que pertenece la élite de los toreros hispanos y por tanto, ambos difícilmente serán contratados y pisarán plazas como la de Puebla, tomando en cuenta los representantes que los manejan, sus intereses, percepciones y estipendios; lo comprometido de sus agendas y sobre todo, la seriedad y prosapia de sus apoderados.
Puyazos con la punta de la pluma