Apenas dio concluida su relación con el Gabinete de Comunicación Estratégica, que encabezan Liébano Sáenz y Federico Berrueto, el Grupo Milenio de inmediato publicó ayer una encuesta de la empresa GEA-ISA, según la cual si hoy fueran las elecciones Enrique Peña Nieto estaría al frente con 36 por ciento de las preferencias, por 29 por ciento de Josefina Vázquez Mota y 17 por ciento de Andrés Manuel López Obrador.
De inmediato Parametría, la empresa que encabeza Francisco Abundis, respondió dando a conocer los datos de una encuesta en la cual si hoy fueran las elecciones, Enrique Peña Nieto ganaría con 48 por ciento de las preferencias, seguido por Josefina Vázquez Mota con 31 por ciento de las preferencias y Andrés Manuel López Obrador con 18 por ciento.
La guerra de las encuestas ya empezó y fue el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, quien asestó el primer golpe la semana pasada durante una reunión con consejeros de Banamex al presentar una encuesta de la empresa Mercai, según la cual la ventaja de Enrique Peña Nieto sobre Josefina Vázquez Mota se habría reducido solo a 4 puntos.
El golpe del jefe de la nación sin duda fue magistral, y es que logró causar el efecto deseado, la percepción general en este “intercampañas” en donde no se puede escuchar propuestas por parte de los candidatos, ni pueden pedir el voto, es que Acción Nacional y su candidata Josefina Vázquez Mota han cerrado la contienda y eso que aún no inicia formalmente la campaña.
Eso es exactamente lo que quería el Ejecutivo federal, fue exactamente lo que no pudo hacer nunca con su candidato Ernesto Codero, quien siempre estuvo debajo de Vázquez Mota en la contienda interna del albiazul. Se vio que el presidente aprendió muy bien la lección y corrigió a tiempo. Pero la efectividad del golpe gubernamental va todavía más allá, ya que no solo ganó la guerra de la percepción sobre que la elección se cerró, sino que además dejó en claro que la contienda —como en 2006— solo es de dos, de Peña Nieto y el PRI contra Josefina Vázquez Mota y el PAN, al desarticular al movimiento “amoroso” de Andrés Manuel López Obrador y mandarlo a un lejano tercer lugar en las preferencias electorales, estancado desde hace tiempo en su techo de 18 puntos porcentuales.
La estrategia del presidencia de la República y del PAN-gobierno es clara y ha sido efectiva, ha ganado inicialmente la guerra de la encuestas. Sus golpes han sido claros y directos para mermar al equipo peñista, el cual comienza a sentir, pero sobre todo a resentir el precio de haber sido los punteros desde el inicio de la contienda, de la ruptura de la alianza con el Panal y sobre todo del resultado del proceso de selección de candidatos que ha provocado un gran desgaste al tricolor.
Resulta realmente ocioso analizar quién tiene la razón, si GEA-ISA quien dice que la ventaja de Peña solo es de 7 puntos sobre Josefina Vázquez Mota o si Parametría, que aún le da 17 puntos de ventaja al mexiquense.
Lo cierto es que la guerra de las encuestas la va ganado Acción Nacional, ya que su estrategia ha logrado sus objetivos, si ya de por sí en el círculo rojo existía una percepción de que la elección del 1 de julio iba a ser una contienda muy cerrada, hoy todo el mundo tiene la idea de que así será y ese es el escenario que más le conviene al presidente Calderón.
El ejecutivo federal y el PAN siempre buscaron llegar a ese escenario: el de una contienda cerrada para concretar su cruzada, para evitar que el PRI regrese a Los Pinos, sabedores de que tienen el control de los órganos electorales y de que en un escenario de ese tipo cualquier cosa puede pasar.
Hasta ahora el marcador favorece en esta guerra a Los Pinos y al PAN, Peña Nieto y el PRI deben de revisar muy bien su estrategia, después de todo el “intercampaña” puede servir perfectamente para replantear muchas cosas y enfrenar ahora sí la guerra total que se dará a partir de los primeros días de abril.