Toda fiesta en la que se incurre en excesos invariablemente deriva en una terrible “cruda” al día siguiente, en la cual muchas veces hasta se pide perdón a todos los dioses por la borrachera que se vivió.
Lo mismo le puede ocurrir a Puebla, tras el gasto de más de 3 mil 60 millones de pesos que realizó la administración morenovallista para festejar sin límite el 150 Aniversario de la Batalla de Puebla, de acuerdo con lo que documentó la semana pasada en las páginas del diario El Popular el periodista Jesús Manuel Hernández.
De acuerdo con la información que publicó el periodista, a quien le otorgo todo el crédito por su trabajo, la administración estatal programó un gasto a inicio de este año por 3 mil 60 millones de pesos, de los cuales la mitad fueron aportaciones federales y que se distribuyeron de la siguiente forma:
2 mil 308 millones de pesos para 31 obras de infraestructura básica, las cuales ahí están terminadas en tiempo y forma. Que es debatible su utilidad, por supuesto; que se puede cuestionar si eran o no prioritarias, también, pero el dato duro es que se terminaron y sin retrasos. Se gastó también 5.3 millones de pesos en 25 obras conmemorativas, que sería interesante saber en qué consisten y quién las hizo.
Supuestamente también se gastaron 5.5 millones de pesos en la promoción turística de Puebla, lo que se me hace un contrasentido, ya que supuestamente el gasto en televisoras y en la empresa gringa, de lo cual hablaré más adelante tenía ese fin. Además de no haber sido por los invitados del gobernador quienes, se presume, viajaron a costa del erario, los visitantes nacionales y extranjeros brillaron por su ausencia.
Dentro de este gasto por la “borrachera” morenovallista también destacan los 14 millones de pesos que se gastaron en actividades en el extranjero, entiéndase viajes a costa del erario y 399 millones de pesos destinados al pago de actividades cívico-culturales.
Los puntos censurables del gasto realizado por el gobierno de Rafael Moreno Valle son los que tienen que ver con el gasto en medios de comunicación, a los cuales destinaron 66 millones de pesos para la transmisión nacional e internacional del evento, a los cuales se suman 2 millones de pesos más para el marketing.
Hay que resaltar que de acuerdo con la información obtenida por Jesús Manuel Hernández, el morenovalismo se habría gastado tan solo en dos días, el pasado viernes y el sábado, la nada despreciable cantidad de 269 millones de pesos aplicados de la siguiente forma:
400 mil pesos en la cena de gala que se brindó el viernes 4 al presidente Calderón en el Centro de Convenciones de Puebla, otros 400 mil pesos en el concierto de Alondra de la Parra realizado en la Catedral, inmueble utilizado como foro para el evento.
150 mil pesos para la inauguración del Paseo del Río Atoyac, 500 mil pesos para la inauguración de la Academia Nacional de Policía en Amozoc y otros 500 mil pesos en la comida que se le brindó al presidente el 5 de Mayo.
Sería interesante saber el nombre de la empresa o empresas que brindaron tanto la cena como la comida, así como también quién se encargó de los actos de inauguración de los dos eventos, cuyo gasto me parece desmedido.
Sin duda, resalta también el gasto de 26 millones de pesos que se erogaron para el desfile del 5 de Mayo y sus carros alegóricos, así como los 240 millones de pesos que se le pagaron a la empresa Five Currents.
Una duda que me atormenta es, en dónde quedaron los invitados especiales que supuestamente iban a engalanar la fiesta de Puebla.
Dónde quedó el príncipe Felipe de Borbón y doña Leticia; el presidente chileno Sebastián Piñera; el presidente Obama; el exnuncio apostólico Guiseppe Bertello y dónde quedaron los miles de visitantes que supuestamente iban a abarrotar los hoteles de Puebla.
Lamentablemente la fiesta del 5 de Mayo se convirtió sólo en el festejo del gobernador, mientras el pueblo será quien deberá de pagar las consecuencias de la indudable “cruda” que vendrá en los próximos días.