Andrés Manuel López Obrador no se equivocó el pasado sábado o sí, a medias, cuando señaló dentro de su discurso que el gobernador de Puebla tenía un pacto con Enrique Peña Nieto.
De todo mundo es sabido que desde hace prácticamente 20 días, todos los operadores del morenovallismo tienen una sola indicación: operar a favor del candidato del PRI a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto; a favor de Javier Lozano Alarcón, el candidato de Acción Nacional al Senado de la República para salvar su fallida postulación y rescatar los distritos de Teziutlán, Ciudad Serdán, Cholula, 12 de Puebla, Atlixco y Tehuacán, que están en riesgo de ser ganados por el PRI.
En este mismo espacio se ha señalado con nombre y apellido a varios operadores del morenovallismo encargados de llevar a cabo la tarea correspondiente. Para nadie es un secreto que incluso se ha buscado a diversos candidatos del PRI para pedirles, sugerirles o conminarlos a que “se bajen de la contienda” para favorecer a los candidatos identificados con el gobernador del estado.
Caso contrario, los candidatos del tricolor que contaron con el visto bueno del inquilino de Casa Puebla han sido reforzados, ante el crecimiento de Andrés Manuel López Obrador y que arrastró a varios aspirantes del Movimiento Progresista.
Entre los priistas que han sido “reforzados” por los delegados del morenovallismo están Lupita Vargas, hija del secretario de Seguridad Pública, Ardelio Vargas; José Luis Márquez Martínez, candidato por Zacatlán; Carlos Sánchez, quien punteó en México para obtener el visto bueno de Casa Puebla y que lucha por San Martín Texmelucan; Enrique Doger Guerrero, que va abajo en las encuestas; Jesús Morales Flores, a quien “se le apareció el diablo” en Tepeaca en forma del PRD y solicitó refuerzos a su hermano Melquiades Morales Flores y a Filiberto Guevara a quien también se le complicó el panorama en Izúcar de Matamoros.
Tampoco se equivocó del todo Víctor Díaz Palacios al denunciar el modus operandi que se busca utilizar para el día de la jornada electoral.
En cada uno de los distritos la cosa es muy simple: Peña, Lozano y los candidatos del morenovallismo. La operación está perfectamente coordinada y aunque también —como ya lo dije en otra entrega— se han abierto puentes de comunicación del otro lado, es decir, con algunos personajes cercanos a Andrés Manuel López Obrador como su coordinador Ricardo Monreal, el jefe de Gobierno Marcelo Ebrard y Manuel Camacho Solís, así como con Graco Ramírez, al parecer las cosas no fructificaron, ya que el tabasqueño embistió al gobernador de Puebla en su pasada visita.
Y es que aunque el gobernador busca a toda costa salir bien librado y demostrar que es un mandatario estatal fuerte y con el control político de su entidad, donde su relación quedará severamente lesionada es con Acción Nacional o con lo que queda de este partido después del 1 de julio. A los ojos de los panistas, Moreno Valle es un traidor, no lo dicen públicamente pero es un secreto a voces que ésta es la percepción, al menos de los panistas tradicionales, los duros, pues.
El lunes, durante la visita de Josefina Vázquez Mota, la administración estatal no movió un sólo dedo para apoyar a la candidata panista. Al menos en anteriores visitas se había tratado de cubrir las apariencias. En esta ocasión, ni recursos para el “acarreo” pusieron.
Nadie sabe a ciencia cierta si el “uno, dos y tres” del morenovallismo, Peña, Lozano y sus candidatos a diputados van a funcionar, pero la eficacia de los operadores del gobernador es a toda prueba. Sólo en Michoacán sufrieron un descalabro, según ellos imputable a la presencia del “narco” en aquella entidad.
Serpientes y Escaleras