El “elefante blanco” de esta administración se llamará metrobús y va directo al fracaso.
No sólo está mal diseñado, mal cabildeado con las organizaciones del transporte y con vacíos en materia de información del tamaño del mundo, sino que ahora con la tarifa que pretenden cobrar se le condenará a muerte. La tarifa de 7.50 pesos podría parecer cordial, si no fuera necesario tener que transbordar para llegar a otros destinos, lo cual incrementará notablemente su precio. Y a esto debe sumarse que adicionalmente la tarifa se actualizará de acuerdo a la inflación.
La semana pasada platicando con un especialista de la ciudad de México, quien vio nacer la línea uno que corre sobre Insurgentes de norte a sur, me comentaba sobre la necesidad de eliminar la competencia que le puedan hacer microbuses y autobuses, lo cual aún no se determina si ocurrirá en esta vía que cruzará de Tlaxcalancingo hasta Chachapa. Ilusamente, el gobierno morenovallista aún no lanza ni siquiera la primera línea y ya habla de 7 corredores que operarán en los próximos años. ¡Ajá!
Por si fuera poco los paraderos elevados que se construyen para la operación de esta línea son obsoletos, se debió de aprovechar la nueva tecnología para hacerlos a ras de piso y que la tarjeta pudiera ser pasada cuando la persona aborde la unidad, como se utiliza en las ciudades que cuentan con los sistemas más avanzados en la operación del BRT. Ni duda cabe que este proyecto está destinado a convertirse en el “elefante blanco” de la administración morenovallista; el proyecto no es malo, lo que sí ha estado mal es la aplicación, así como la desinformación que existe en torno a este tema, pero hablar de información en esta administración es como pedirle “peras al olmo”, pues si algo caracteriza a la administración de Rafael Moreno Valle Rosas es precisamente la falta de comunicación.
El oportunista
No cabe duda que dentro del morenovallismo hay muchos que no se aguantan ni entre ellos, tal es el caso del director del Colegio Nacional de Educación Profesional y Técnica en Puebla, Francisco de Padua Flores Flores, quien ya le dijo a sus más cercanos colaboradores que se va, pero para mejorar.
Cuentan que uno de los más felices por el triunfo de Enrique Peña Nieto en las urnas el pasado 1 de julio fue el director general del Conalep en Puebla, a quien en una entrega anterior bauticé como “El Franelero”, por su gusto por apartar lugares en la calle San Martín Texmelucan de la colonia La Paz donde se ubican sus oficinas. Pero volviendo al tema, De Padua Flores Flores celebró en grande el triunfo del mexiquense en la pasada contienda electoral y es que según les dijo a sus allegados él es cercano al próximo presidente de la República y será él, y sólo él, quien encabece la Dirección General del Conalep, nada más que ahora a nivel nacional.
La propia gente cercana a De Padua lo presume; dicen que su jefe es amigo personal de Peña Nieto y que tienen en la bolsa el Conalep a nivel nacional, que todo está hablado y que su jefe se va a México porque está harto del morenovallismo y de Puebla. En su borrachera postelectoral, incluso reparten invitaciones a otros trabajadores del Conalep para que se vayan a México a trabajar con ellos. Pero también se sabe —por boca de los cercanos a Francisco de Padua Flores— que el director del Conalep cuenta que también hubiera ganado, en caso de que el triunfador de la contienda hubiera sido el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador,
Y es que según De Padua, también había compromisos con “El Peje” y si ganaba se iba a México, pero en otra posición, como director de los CETIS y CBTIS de todo el país. En fin, lo cierto, es que además de oportunista, queda claro que De Padua Flores jugó como muchos: a dos cartas en la pasada elección presidencial, pero jamás ni por un momento pensó en los intereses de su jefe político, el gobernador Moreno Valle.
Serpientes y Escaleras