Ni una sola mención le mereció Puebla al nuevo presidente de México dentro de sus futuros programas a desarrollar, simplemente la entidad no es una prioridad dentro de los planes estratégicos de Enrique Peña Nieto.
El gobernador del estado, tan acostumbrado a brillar y aparecer como figura central en todos los eventos, se encontró con su nueva realidad: es uno más dentro de los 30 mandatarios que existen en el país, ni más ni menos, sobre todo es un gobernador de oposición dentro de un régimen que busca volver por sus fueros y mantener por mucho tiempo el poder. Por si esto fuera poco, la eterna aliada del gobernador del estado sí salió a flote dentro de los anuncios realizados por la nueva administración, pero en forma negativa, ya que su poder será acotado y hasta posiblemente arrebatado.
La todopoderosa Elba Esther Gordillo tendrá que enfrentar al hombre que la expulsó en 2004 de la coordinación de los diputados federales del PRI y aceleró su salida de las filas del expartidazo que ahora, por cierto, volverá a ser el partidazo.
¿Qué va hacer ante el nuevo panorama el mandamás de Puebla? Por si pudiera faltar un ingrediente más al coctel que se prepara en la entidad, en otra de sus menciones el presidente de la República llamó a frenar el endeudamiento brutal de los municipios y los estados. ¿No que no iba a regresar la “presidencia imperial”?
Si bien ningún mensaje puede considerarse como directo en contra de algún mandatario, creo que queda claro quien va a mandar a nivel federal y que el equipo de Peña está integrado por puro viejo operador “colmilludo”, todos y cada uno de ellos, con los cuales el gobernador de Puebla no podrá realizar sus tan conocidos desplantes. Por si fuera poco, el jueves pasado, cuando los diputados federales del PRI se reunieron con el gobernador en Casa Puebla quedó claro que tal vez sólo haya un incremento presupuestal, mínimo para la entidad, pero en el que se busca etiquetar alrededor de 600 millones de pesos para apoyar las gestiones de los legisladores del tricolor que constituyeron los compromisos de campaña de los hoy representantes populares.
Éstas son las nuevas circunstancias que rodean al gobernador de Puebla aunque, ojo, no se debe de perder de vista la capacidad de adaptación que tiene el hombre que encabeza los destinos de la entidad.
Su supervivencia misma y la de su grupo político pasa directamente por esta habilidad que tenga para adecuarse a las nuevas circunstancias que le rodean y en donde aunque el entorno no parece favorable, no se puede desdeñar —insisto— su inteligencia y sobre todo habilidad para cabildear y representar intereses como los del panismo nacional. La coyuntura que lo puede ayudar tiene que ver con el tema de las grandes reformas que están en puerta y en las que el presidente Peña necesariamente necesita de aliados.
La reforma energética y la reforma fiscal no pueden ser posibles sin la participación del Partido Acción Nacional, el cual tiene precisamente en el gobernador Moreno Valle a uno de sus baluartes. Nadie se puede llamar sorprendido, la política es precisamente el arte de la negociación y de los acuerdos. Moreno Valle enfrenta un panorama adverso, pero no necesariamente está en la lona, precisamente es esa casi la diabólica habilidad que tiene el gobernador para sobrevivir, lo que hoy le permite estar al frente de la entidad y sobre todo, cómo saber acomodarse a las nuevas circunstancias.