Se ha dado este domingo 13 el festejó número 13 de la actual temporada de este año 2013. El atractivo cartel logró convocar a sólo una mediana entrada. Los toros de "Lebrija" para los de a pie no funcionaron, o mejor dicho si cumplieron con la cábala agorera del número 13, dando al traste con la ilusión de quienes esperaban (esperábamos) un agarrón entre los dos gallos de pelea aguascalestences.
No hubo pelea, porque no hubo con quien pelearse, incluso ni para lucir en banderillas los dos de Joselito Adame se prestaron ni para el lucimiento ni nada que valiera la pena.
Al Caballero en Plaza que hizo su presentación, los dos de don Fernando de la Mora le resultaron más colaboradores, sobre todo el primero que se ganó el honor del "arrastré lento".
Las fallas de Leonardo Hernández fueron con el acero, lo que le obligó a regalar uno de "José Marrón", menos lucido que los dos reglamentarios pero que empujó a la hora del encuentro con el rejón de muerte, con lo que la espectacular estocada provocó una petición que fue creciendo hasta llegar al premio de dos orejas.
Arturo Macías, también con ese afán de triunfo, ha regalado un octavo toro, mismo que le obligó a exponer con demasía, realizando una faena de puros cojones, trufada con embarullamientos a su tercero que ha sido el protagonista de algunas cosas que no se veían en la gran plaza desde hace muchos años. Todo mundo, hasta los más viejos confesamos no haber visto nunca antes que a un toro se le castigará con negras banderillas que simbolizan castigo, vergüenza para la divisa, la casa ganadera que le crió. De "inusitado" calificó la prensa al vergonzoso pero merecido castigo para quien bien se lo tenía ganado, por manso y hasta podría decirse por menso. Incontables vueltas dio al ruedo el bicho con cuernos que espantado huía de los capotes, que cuando aparecieron en el ruedo y vio a lo de "a upa", salió despavorido huyendo de los cuacos, cómo si hubiera visto al meritito diablo.
Y cuando los montados lograron darle algún refiloncillo en los lomos salió doliéndose y pegando respingos y brincos como chivo loco. Literalmente "volvió" la cara, dio la espalda a los caballos, y el Juez desde lo alto ordenó el castigo de las banderillas negras que fueron otro motivo de horrendo espectáculo al dolerse el manso; he aquí y esto lo importante, que el vergonzoso comportamiento del toro dejó ver la muy notable diferencia entre bravura del toro de lidia y la insoportable mansedumbre de "Rivereño" que así se llamó el de la ganadería de "Jorge María" que era su cuna.
Por cierto que, “Navegante”, "Corsario", "Bucanero" y "Filibustero” se llamaron los astados que por la puerta de cuadrillas fueron saliendo el domingo, todos ellos con nombres alusivos a gente que se "hace a la mar", pero que lamentablemente salieron "sin brújula" y todos se extraviaron en la neblina de la tarde 13, del día 13 del año 13 y navegaron sin boyantía, hasta llegar al naufragio taurino.
Otros que como siempre anduvieron extraviados en su léxico, fueron los tv cronistas quienes al momento de partir plaza, uno de ellos dijo que Arturo Macías vestía de "Burdeos" y oro, haciendo alusión al color vino del traje de luces, mientras otro dijo que era color "Berenjena" y oro, el tercer cronista dijo que era "Corinto" y oro. ¡Vaya batiburrillo que arman los tres, micrófono en mano".
Y con el tema de las "Banderillas negras" también vertieron opiniones encontradas; lo cierto es que fueron inventadas para castigo, como un señalamiento vergonzante para aquel toro y la ganadería que lo crió cuando habiendo salido ya un reserva, el señalado como "Primer Reserva" este toro resultando también manso debe ser sustituido por un "Segundo Reserva" que al resultar manso también y debiendo ser devuelto, se le aplica el castigo con banderillas de color negro y con un arpones también de castigo y se lidia, ya sin cambiarlo pues no hay más reservas en los corrales.
Tal modalidad del Reglamento aplicó el juez Ramos el domingo, ante el manso con evidencias y al no poder cambiarlo por haber sido de "regalo" decidió imponerle el castigo, que tal parece hacía muchos, pero muchos años que no se veía en nuestras plazas.
Puyazos con la punta de la pluma