Entre el beneplácito de algunos, quejas, protestas y reclamaciones de otros se han celebrado las dos corridas de toros conmemorativas del 67 aniversario de La Plaza México.
La confección o conformación de carteles dio como resultado, eso: “carteles”, los que pudieron resultar muy bien conformados o como se dice en el argot: “sin desperdicio”.
Esto no ocurrió al no recibir la aprobación general, cosa que se reflejó primero en las taquillas y luego en los tendidos. Desde luego, estos carteles que muchas veces suelen ser “de tronío” pudieron no haber gustado a los “istas” de ciertos toreanderos que viven en su mentira, creyéndose sus historias y engañándose a sí mismos, rumiando mentalmente sus falsedades, como ocurrió con apoderados, matantes y gente que les sigue, y que viven a su sombra. Y, ¡oh, desilusión!, cuando vieron que se dieron a conocer los carteles de aniversario y el nombre de su torero ¡no apareció!, luego entonces los carteles estuvieron malhechos, o como se suele decir, eran: “más de lo mismo”. La cuestión es que al no aparecer anunciado el torero se inventan mil y un pretextos, desde la procedencia de los toros: “¡es que mi torero no mata eso!”, o críticas y protestas hasta por lo que les pagan: “¡Es que mi torero no va por unos cuantos pesos! ¡Lo que le quieren pagar no es lo que vale!” Y, por supuesto, vienen las críticas y cacareos desprestigiando el festejo. Lo ocurrido en estos días desde la publicación de los carteles dio surgimiento a las inconformidades, tanto por los nombres que no aparecieron como por algunos que al estar incluidos, de inmediato levantaron ámpula y cuestionamientos por supuesta falta de méritos de los toreros para estar acartelados.
De los que no vieron sus nombres en estos dos festejos, queda claro que las razones fueron administrativas por parte de sus apoderados que con un sentido muy “administrativo” consideraron que sus toreros no pasan por el momento ideal para ese tipo de compromiso o bien porque no hubo arreglo económico y la otra muy probable razón, simplemente: ¡no fueron convocados o invitados!
El total de nombres que se barajaron sumó más de 12, los convocados sólo 6 y pasados los 2 festejos, justo es decirlo, ninguno de los seis, ni la combinación de sus nombres tuvieron el arrastre suficiente para provocar un lleno aceptable; es decir, que las entradas no fueron de “Corrida de Aniversario”.
Los nombres propuestos —por estricto orden de aparición— no tuvieron el requerido poder de convocatoria, sin embargo se salvan:
Juan José Padilla, aunque llegó a caer en un toreó tremendista y desplantes que no gustaron al respetable.
Fermín Rivera con un toreó joven, fresco en una línea de clasicismo que justificó su presencia.
Eulalio López “Zotoluco”, quien demostró que con el poder, dominio y sometimiento de los toros que posee puede llegar a lograr las faenas que firmó, lamentablemente malogradas con la espada.
José Antonio Morante de la Puebla, con su sonrisa espontánea y franca después de lograr sus pinturerías ha llenado el albero de arte del bueno, dejando con su sonreír la ilusión de lo que pudiera haber pasado si sus toros fueran del arrojó y clase de su toreó.
Octavio García, sin duda el nombre más cuestionado de los aparecidos en los carteles, se ha re-te-que justificado, gritando fuerte que “El Payo” puede y tiene con qué para estar en esos carteles. Superado el reto, seguro de sí mismo, pronto dará de qué hablar.
De los seis, fue el que escuchó un más fuerte, sonoro y certero gritar de “¡Torero… Torero!”