El domingo pasado en la Plaza Vicente Segura de Pachuca, Hidalgo, con una muy buena entrada el centauro estelles de Navarra, España, ha hecho su paseíllo número dos mil, lo que representa un total de dos mil corridas toreadas, sumando: los toros lidiados a muerte no son cuatro mil, ya que no todos los festejos han sido de dos toros para el caballero en plaza y no todos han sido estoqueados a muerte, tal como lo señala la usanza a la portuguesa, donde la lidia no es a muerte.
En su paso rumbo a la airosa Pachuca, Hermoso de Mendoza ha hecho una escala en la Angelópolis, donde ha provocado otro tumultuoso lleno en el coso poblano, saliendo con tres peludas en la mano y como siempre con el cariño de los poblanos, cariño del que se lleva llena su espuerta.
Y resulta importante mencionar que en todas las giras anuales que el caballero en plaza ha hecho a México, la actual es la decimocuarta, siempre ha visitado Puebla, aunque el año pasado su presentación haya sido a un costado de la pirámide de Cholula por aquello de que derruían la plaza de Puebla, que siempre no, y que siempre sí. Afirmativo. Y afirmativo también, es que esta angelical ciudad siempre ha estado en la mente del navarro.
El rejoneador alternativado en el año de 1989, un 18 de agosto en la Plaza de Tafalla, en su muy querida Navarra, de manos de Manuel Vidrié y ante el testimonio de Curro Bedoya y Antonio Correas recibió la hoja de percal, espada larga de Matador de Toros a Caballo para estoquear al toro “Pardillo” de las dehesas de César Moreno.
2 anécdotas 2, verdaderas historias en relación a lo que él más ama, lo que es y parece que seguirá siéndolo: sus caballos, estas monturas de rejoneo y que bien vale traer en recuerdo por lo que para Pablo representan: Una es del caballo “Cafetero”, con el que se presentó en la plaza de su terruño durante las fiestas patronales en el año de 1983, era tal la afición del rejoneador en ciernes que “Cafetero” era entonces el único caballo con el que el estelles contaba y con él realizaba todas las suertes del rejoneo.
El otro caballo, ya de historia, es “Cagancho” de la casa de caballos- criar de Brito Páez, y cuenta la anécdota que acudiendo el rejoneador a una feria de ganadería caballar, entiéndase con venta y compra de ejemplares en Portugal. “Cagancho” tenía entonces 4 años y estaba precisamente a la venta, no habiendo sido posible concretar su salida. La hora del cierre del evento se acercaba, por lo que Pablo se logró hacer del bello y jarifo negro azabache a un cómodo precio. Y existe quien sazona más sabrosamente la anécdota, tan popular en aquellos días como popular lo fue el célebre caballo, que se afirma que el rejoneador se interesó y adquirió otra montura y el propio vendedor de “Cagancho”, ante la evidencia de que el caballo no se vendía, se lo dio a la par, por unas monedas más o como aquí decimos “de pilón”, llevándose Hermoso de Mendoza lo que resultó la mejor compañía en sus éxitos, logro constante de triunfos y la indiscutible creación de una nueva y trascendental escuela de rejoneo. Retirado de los ruedos el muy venerable caballo, el hermoso prieto cuatralbo, ya jubilado, después de haber cumplido y disfrutado de sus tiempos de semental con un harem de guapas y deliciosas yeguas ha llegado al clímax en su vida.
Este domingo en su actuación dos mil, Hermoso de Mendoza ha cortado un rabo a un bravo toro de don Eduardo Martínez Urquidi ganadero de Los Encinos. Lamentablemente sus alternantes, Joselito Adame y Fermín Spinola no han tenido igual suerte. Vale comentar que el vocablo, título o estatus de “Maestro” es muy socorrido, sobre todo en España, donde a casi todos los coletas, matadores de alternativa suele llamárseles o referirse a ellos como “maestro” y más ahora con la proliferación de las escuelas taurinas, por lo que hoy todo mundo resulta ser “maestro”. Pero en el caso de Pablo Hermoso de Mendoza, su principal logro y eso debe quedar muy bien asentado en los libros de historia del rejoneo, su principal aportación es la evidencia que nos deja de ser él un verdadero Maestro, la prueba contundente de ello es la copia que los demás quieren hacer de su muy personal manera de ejecutar las suertes de Marialva, lo que representa una verdadera escuela y lo más importante, la secuencial creación de al menos ya dos generaciones de caballos de rejoneo a la alta escuela, todos, todos educados y entrenados, “puestos”, como se dice por él, y sí no, aquí está la prueba: Cagancho, Chenel, Chicuelo, Danubio, el muy poderoso reproductor Gallo, Mistral, Nativo y Roncal, por nombrar los que han llegado a sementales y toda la parentela de sus descendientes: Chenel, Curro, Gallito, Rondeño, Viti, Caviar, Van Gogh, Manzana, Manolete, Pata Negra, Baroja, Hormiga, Rondeño, Toscano, Sultán, Robles, y aquellos con nombres muy sonoros y por tanto muy mexicanos; Silveti, Garibay, Disparte, Zapata, Villa, Chapulín, Ranchero; sin dejar de mencionar aquel paisano nuestro de raza Azteca, al que Pablo tanto quiso, el bello cuaco “Mariachi”.
Después de pasar lista de las monturas cuyas virtudes ha sabido cultivar el Maestro Pablo, no queda la menor duda de su Maestría.