Nadie en su sano juicio quiere que la UAP regrese a los tiempos de la toma de camiones, a los plantones, a las manifestaciones, a los salones de más de 150 alumnos en donde una carrera se hacia en alrededor de 20 años. ¿O sí?
Esto es lo que representa Samuel Tovar, un dizque investigador de la Facultad de Derecho, pero que en realidad es un pelele del director de esta facultad, el tristemente celebre Guillermo Nares, quien al parecer se creyó la historia de que en realidad es amigo de quienes hoy detentan el poder en el estado.
Un voto a favor de Tovar significaría el regreso al pasado más oscuro de la Universidad Autónoma de Puebla, sería como abrirle el paso a la impunidad, a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que hoy sin importarle los derechos de los demás impunemente bloquea calles de la ciudad de México.
Lo más rancio de la Universidad Autónoma de Puebla es lo que representa Tovar, quien simple y sencillamente busca desestabilizar a la máxima casa de estudios, sin importarle que en esto estén involucradas más de 60 mil vidas que todos los días trabajan y estudian en la UAP.
Simple y sencillamente no se puede entender que haya quienes quieran regresar en el tiempo a las década de los ochenta, donde ser un egresado de la UAP significaba no tener acceso a un empleo, simple y sencillamente porque sus egresados eran vistos como “grillos” y “porros”, estigma que se les quitó a los egresados de la máxima casa de estudios hasta que arribó a este lugar José Doger Corte.
Los universitarios deben de pensar muy bien las cosas y poner las cartas sobre la mesa, y es que el futuro de la máxima casa de estudios es lo que está en juego y eso no puede ser motivo de juegos o de pasos en falso.
La UAP es un factor de estabilidad fundamental en la gobernabilidad del estado y no puede estar en manos de grupos que sólo buscan su beneficio personal, sin importarles la calidad académica o el futuro de más de 60 mil almas que dependen de la máxima casa de estudios en el estado.
La posible postulación de este personaje dentro de la vida académica de la UAP parece más bien obedecer al deseo de los grupos del pasado que buscan recuperar sus canonjías a costa de lo que sea.
La ST negocia
Ayer el secretario del Transporte, Bernardo Huerta, se reunió con un grupo de diputados locales en el restaurante La Estancia Argentina, de Angelópolis.
Al encuentro acudieron el diputado Héctor Alonso Granados, Denisse Ortiz, Gerardo Gracilazo, quien preside la Comisión del Transporte en el Congreso local, el priista David Espinosa y el subsecretario Víctor Mata Temoltzin, entre otros.
El tema sin lugar a duda giró en torno a la demanda que han hecho los señores transportistas, quienes en sus sueños guajiros quieren incrementar la tarifa de este servicio público a 9.50 pesos.
Está por demás decir que la respuesta del secretario Huerta a los cuestionamientos de los diputados fue un “no” rotundo al incremento a la tarifa, lo que dejó satisfechos a muchos diputados.
También se habló sobre las dos nuevas líneas del metrobús y sobre la propuesta de la diputada Denisse Ortiz de ampliar el horario del servicio de transporte público en la ciudad de Puebla.
El valor de Zaldívar
Me consta —porque conozco al diputado local— que Jesús Zaldívar es hombre de una sola palabra. “Chucho”, como lo conocemos sus amigos, no tiene dobleces, por esa misma razón salió a la defensa del proyecto en el que cree y que abanderó durante la campaña del pasado 7 de julio, que no es otro que el del actual presidente municipal electo Antonio Gali Fayad.
Chucho dio la cara y se atrevió a defender lo que otros no hacen, ya sea por cobardía o porque simplemente buscan conservar su bienestar. Enhorabuena, Chucho.