“Manolete”, creador de la inmovilidad en el toreo.
Creo que muy bien vale la pena el retomar aquí el tema ya antes tratado, en relación al sentido de la vista en los toros, cuya visibilidad es únicamente en diversos tonos de gris; es decir, son daltónicos. Aquello de que los toros embisten con especial coraje o furia a todo aquello de color rojo, en especial a la roja muleta, no es más que un mito, casi una leyenda inventada por la vox populi.
El toro, cuya visibilidad en cuanto a colores se limita a una amplia gama de tonos en gris, en realidad a lo que embiste es al movimiento, a todo aquello que se mueve.
De ahí, la historia que no es leyenda de Manuel Rodríguez “Manolete”. Haciendo referencia a que estando el de Córdoba, en el campo bravo y ante una corrida imponente, uno de los toros se cortó, y ésta si es una gran verdad: un toro de lidia que en su hábitat, en las dehesas es sumamente tranquilo, mientras no se le moleste, se convierte en un serio peligro, una verdadera amenaza cuando se ve, se encuentra solo; cortado de sus hermanos de camada o es molestado.
Viendo con certeza “Manolete” el peligro auténtico del toro que amenazaba con embestirle, se quedó asombrado cuando unas ráfagas de viento movieron las hojas y delgadas ramas de un robusto árbol y el toro se distrajo embistiendo ramas y hojas, salvándose así el “Monstruo de Córdoba” de las embestidas del toro.
Se dice que pensó: “Si yo hago las veces del tronco del árbol y me mantengo inmóvil, moviendo solamente la muleta; el toro la seguirá, como a las hojas del árbol en movimiento”. Nació así la teoría de la inmovilidad en el toreo. Este ocurrido es el acta de nacimiento del toreo moderno, que nace con la quietud del lidiador a pies juntos y el único movimiento de la muleta.
Este importante hecho lo traemos nuevamente a colación, por aquello del toro dócil que aparece en el vídeo aberrante contra la fiesta, editado por el muro.org. Y en el que el narrador hace énfasis en que, pese a que el actuante en escena tiene puesto un suéter rojo, el toro no hace por él.
Y, afirmando nuevamente el hecho de que el toro embiste, se va sobre lo que se mueve, resulta ilustrativo lo hecho por el novillero Mazzantini, en Moralzarzal, quien de manera muy acertada estoqueó al cuarto de la tarde, citándolo con el simple movimiento de una blanca toalla y logrando una estocada de oreja.
Pasando a otro tema que interesa comentar.
En Arnedo en abierta pelea por el “Zapato de Oro”, el novillero Álvaro Lorenzo ha salido con verdadera ansia de novillero a por su segundo zapato, pues el año pasado, ya se había visto triunfador con el “Zapato de Plata” en disputa para novilleros en festejos sin caballos, con el triunfo de este lunes ha demostrado Lorenzo que anda a revientacalderas.
El manchego triunfó desorejado a su segundo de “Fernando Peña” y cortando la oreja de su primero, y eso le ha valido ser declarado triunfador de este importante certamen, cuyos novilleros triunfadores se catapultan para figuras. Este comentario viene al caso porque el novillero mexicano Antonio Lomelín, en su presentación al inicio del certamen, salió con el mismo número de trofeos: tres orejas en esa tarde, por lo que se le veía ya abriendo la espuerta para guardarse el codiciado “Zapato de Oro”, mismo que con su actuación convincente le ha arrebatado el de La Mancha.