Sr. Don Fernando de la Mora Ovando.
Rancho “Cerro Viejo”.
Tecozaultla. Hidalgo.
Muy estimado ganadero:
“Nobleza obliga” y “La grandeza está en la sencillez”. Son éstas dos frases que mucho me han impactado, por la realidad y gran verdad que encierran. La primera de ellas es lema de la casa vitivinícola, y casa como la suya, de toros criar, emparentada con Julián López Escobar, por matrimonio con Rosario Domecq, hija que es de don Pedro Domecq de Villa y doña Rosario Márquez, casa de gran nombre en crianza de vinos de donde viene aquello de “Nobleza obliga”. Y, “La grandeza está en la sencillez”, frase que se atribuye a diversos autores y en el mundo del toro al matador Paco Camino, es cosa que ha quedado plenamente demostrada por Usted Señor GANADERO —así, con mayúsculas— pues, con muy visible insistencia su paisano Octavio García, el llamado “Payo”, le ha invitado a unirse a dar la vuelta al ruedo en son triunfal y por supuesto salir en volandas junto con el risueño aguascalestense Joselito Adame, llevándose entre los dos 7 orejas 7 de sus toros. Cuántas veces hemos sido testigos presenciales de qué por el corte de una sola oreja y a veces protestada, el ganadero se revienta la vuelta de “regalo”, devolviendo sombreros aventados al ruedo por paleros, amigos suyos y gorrones y tomando de las botas de vino que otros paleros avientan a su paso. ¡Ah!, pero si el caso es del corte de dos orejas o hasta de un rabo, entonces saldrá a dar la vuelta con la familia entera, descendientes, nueras, yernos, la cocinera y el chofer. Y si, de salir a hombros se trata con gusto pagará el costo de “honorarios” del costalero profesional.
Admirable y llena de encomio ha sido su actitud, al simple, sencilla y humildemente salir a saludar a los alegres y jóvenes coletas triunfantes; compartir por momento la alegría del triunfo y en un acto de verdadera grandeza volver a su palco de ganadero, sin más que la enorme satisfacción de haber cumplido. Que a decir verdad, los que cumplieron han sido sus toros, como hijos que son de buena familia. Y aquello otro de que “los toros no tienen palabra de honor”, tampoco aplica aquí pues los “fernandodelamora” de verdad que han cumplido, aunque la autoridad se haya excedido en ordenar arrastre lento, para tres de ellos, siendo la opinión que prevaleció que el de regalo, corrido en octavo lugar no era para tal merecimiento. Para mí, tampoco lo era el jugado en sexto, pues si bien derrochó nobleza en las embestidas y muy bien seguía con los belfos a la roja muleta, lo cierto es que llegó un momento en que dijo: “Hasta aquí llego”. Y hasta ahí llegó, hay que reconocer que en esto cumplió leal y noblemente,
Lo de “Nobleza obliga” lo hemos dejado para el último, pero no por menos importante, en cuanto la actitud de nobleza de cepa pura del maestro “Juli” de ir capote de brega por delante a quitar el toro, hacer un quite de antología ante el compañero de profesión caído: Francisco Acosta “El Paquiro”, a quien el capote de Julián y el manto de la Virgen de Guadalupe, siempre presente en esa plaza, le han salvado de una cornada que pudo haber sido grave. Ninguna necesidad tenía el madrileño de actuar así, pero así, ha estado, puntual, atento y muy pendiente de toda la lidia, que en eso, en su papel de director de lidia ha cumplido toda la tarde.
Tarde, ganadero, que ya está grabada en el disco duro de los recuerdos que son para siempre.
Un abrazo muy fuerte y mis respetos a su persona.