Se han iniciado las novilladas en la Gran Plaza, con la esperanza de ver el surgimiento, el nacimiento de al menos un par de prospectos que vengan a enriquecer la creciente baraja taurina nuestra, y ya en la primera tarde, Antonio Mendoza, guapamente vestido de azul turquesa y oro con cabos blancos, ha consumado el indulto de “Bandolero” de “Xaxay”. El muy espigado michoacano se ha visto toda la faena no sólo a nivel del excelente toro de don Javier Sordo, sino incluso muy por arriba del astado, mostrando solvencia. Como siempre ocurre en estos casos, se ha desatado la polémica sobre el indulto, pero en favor de ello debemos decir que se trata del novillo indultado número 15, no muchos para ya larga vida de La México, por lo que algo o mucho de valioso debió de haber tenido ante la evidencia de la gran mayoría de los asistentes solicitando el perdón de su vida.
En la misma tarde del domingo anterior otro torero joven de los llamados de alcurnia, de estirpe torera, Juan Pablo Llaguno, se ha adueñado del escenario en el albero dando la impresión de ser ya un joven matador de toros, por su sapiencia y muy grata presencia en los ruedos. Sin duda, este chaval por cuyas venas corre lo que atinadamente Luis Niño de Rivera en su libro titula “Sangre de Llaguno”, haciendo referencia a la estirpe de criadores de lidia de la familia de la que proviene el joven Juan Pablo, quien camina a paso firme, y en este año de seguro cruzará la línea de tiempo y forma para llegar a la alternativa.
Curro Romero
Allende los mares se ha presentado en los santanderes, bajo la vigilancia, la mirada estrecha de su tío abuelo “Curro” Romero, el chaval de quien con verdadera expectación se hablaba de su debut en una plaza sería y ante festejo con picadores, José Ruiz Romero, vestido de verde esperanza y oro, con un señorío al abrirse de capa y torear a la verónica, cortando dos orejas y gran ovación ante novillos de Parladé y Juan Pedro Domecq, a los que ha toreado con duende y pellizco, del que mucho tiene en su joven pero acentuada personalidad, tal como dejan clara muestra las fotografías que incluimos. No cabe duda que algo tiene de la gran personalidad de su ancestro, aquel “Curro” que bastaba que por fuera del burladero de matadores, recargado, lograba levantar tremenda ovación y alaridos de entusiasmo, sin torear, con sólo mirar a los tendidos y levantar, arquear una ceja.
Molinete con la capa
En esta foto vemos al nieto-sobrino en un molinete con la capa. Recordemos que esta suerte se realiza principalmente con muleta en mano y, en este caso, José Ruiz lo ejecuta con singular pinturería a un castaño; melocotón, bocinero, ojo de perdiz y botinero de mucha, mucha personalidad, como el chaval que comentamos.