Bien, muy bien lo ocurrido el domingo pasado en la gran plaza, por los niños que, en muy buen número, fueron a ver, aplaudir, entusiasmarse y sobre todo llenarse de taurinismo con José Antonio Padilla, aquel pirata, con parche en el ojo, como los de los cuentos y la canción de Sabina.
Del toro Sonajero, proveniente de las dehesas jalisienses de Villa Carmela, mundotoro.com señala que tuvo fijeza, nobleza, lentitud en la embestida, calidad, clase, ritmo. Yo agregaría, codicia, mucha codicia, manifestada principalmente en la repetitividad. Y tenemos que subrayar y comentar lo de la nobleza, pues si bien la mayor parte del tiempo dejó estar tranquilo a Padilla, e inclusive le permitió acariciarle la testa, los pitones, desde su cepa a la cuna, también; como la sirvienta al cachondo y calenturiento patrón rabo verde le permitió agarrarle los cuartos traseros y acariciárselos cuanto quiso, cosa de muy mal gusto y muy mal ver, sobre todo en la otra hora gran plaza. Y cuando éste, el patilludo ya estaba entrado en confianza, Sonajero se acordó que era toro bravo y le dio tremendo susto levantándole del tórax y axila, estando cerca la cornada. Pero bien el toro “se dejó”; repitió cuanto le vino en gana… pero de eso a ser de indulto, hágame usted el cavor fabrón…
Fueron muchos los que atinadamente en las redes en los facebookazos y tuitazos durante la transmisión de la corrida y en el post inmediato comentaron que seguramente vendrán carteles con toreros de los llamados pirotécnicos o más bien “eleptricos”: Padilla y Jorge de Jesús “El Gleason”; El Zapata y El Chihuahua, olvidando todos mencionar e incluir en la lista a nuestra máxima figura y exponente de ese tipo de toreo: Rodolfo Rodríguez “El Pana”. Y sí al señor Herrerías se le ocurre recuperar las añejas tradiciones taurinas de México, seguramente incluirá en esos carteles él otra hora llamado Toro de Once, que se jugaba a las 11 horas, y de seguro programará para esa hora a los Enanitos Toreros. Anote usted en agenda estos nombres que seguramente se verán en el Tour Padilla 2015.  
Pero lo verdaderamente importante, la gran asistencia de menores que con su algarabía transformaron el festejo en algo que va a trascender, pues de seguro en los días siguientes cientos de chavalillos defendieron con argumentos sólidos el gran valor de la fiesta, al ver volver a los corrales a un toro que bien lució envistiendo por su vida. Sí. Esta es una afirmación muy válida porque desgraciadamente son ya muchos los maistros y maistras de escuela, que de repente se han vuelto “animalistas” y hacen intensa y negativa labor en contra de la fiesta en las aulas. Bien por los chavales que gracias a Juan José Padilla se han puesto la casaca, el parche en el ojo y ondeando la bandera pirata defienden como corsarios la fiesta.  
 
1.- ¿Dónde quedó la elegancia de este otro Juan José Padilla? 
 
2.- Entre el júbilo bullanguero pachanguero del público, se perdió el buen arte, la templanza de Fermín Rivera. Una muestra, este soberbio pase de trinchera.
 
3.- Detalle de Juan José Padilla, vestir al estilo de los grandes del toreo de la Escuela Mexicana; Silverio y Procuna, que guastaban de los trajes bordados en punto de cruz.
 
4.- Indultado por prudencia. Decimos por “prudencia” porque nada más imagine usted lo que hubiera ocurrido si el biombo no autoriza el indulto y Padilla lo pincha. El acabose.