¡Tauro tour weekend, bitácora de viaje!

Muy buena entrada en la Santa María de Querétaro, estando anunciados para que el paseíllo rompiera a la 20.30:Rodolfo Rodríguez “El Pana” de Apizaco, Tlaxcala, Enrique Ponce de Chiva, Valencia y Daniel Luque deGerena, Sevilla, paramatar toros de “San Isidro”y de por ahí cerquita, de “Ordaz”.

Torero“El Pana” de detalles, al que fuimos a ver, pero estos, los grandes detalles que lo encumbraran en el cariño de la afición, empiezan a escasear, del público que todavía le recibe y le saca al tercio para ovacionarlo pero después le silva, ante el eminente retraso y paciencia del Juez en turno para tocar el tercer aviso, en los dos toros. Detalle grande ha tenido el “Brujo de Apizaco”, al brindar a otro personaje sui-generis “El Pollo” José Arturo Torres Landa.

Y, el que ha tenido detalles enormes de caballero, de compañero, de profesionalismo ha sido el Maestro Ponce, siempre pendiente de la lidia, realizando más buenos y oportunos quites en una tarde qué los que hacen los miembros de la Unión de Bregantes en toda una temporada. Por algo, por su actitud caballerosa,Ponce acaba de ser nombrado “Gentleman” y le dedica portada la revista británica con ese nombre.Y, en su actuación el valenciano ha dejado satisfechos a todos, su toreo de maestría y el desempeño de su quehacer, incluyendo el pase de su creación la “Ponciana”, combinación de“Dosantina” con “Ranchera”, una rodilla en piso y él y muy relajado, convence deverdad, y se ha llevado dos peludas en la espuerta.

Daniel Luque, el sevillano, la verdad, se cuece parte. Falta espació aquí para hablar de su toreo, reposado, muy relajado, con ese valor sereno que tienen los toreros que llegan a cobrar caro, y que es evidente que Luque va para alá. De la Santa María, junto con Ponce, han salido a hombros con dos peludas cada uno.

Un día después, en la Monumental de Aguas, una de las plazas que fue de “su padre” el inolvidable “Paquirri”, hizo su presentación, vestido, como lo que él es, un príncipe de la tauromaquia; de vino Burdeos con áureos bordados y remates blancos, se ha tenido que enfrentar Francisco Rivera Ordoñez a lo que José Luis Cuevas llamó “La cortina de nopal” o a lo qué ello equivale en toros en nuestras plazas, una reticencia, rechazo total a todo lo que el sevillano hacía o iba intentando hacer; no faltaron los beisboleros “buuus”; pero, salió por la puerta de toriles, venido de las dehesas de don Fernando de la Mora, “Platero” herrado con número 144 y 523 kilos de peso. Después de su toro de capa señorial y lento, pidió Franc los palos de banderillear y fue ahí que empezó el cambio, la banda se arrancó a tocar “Cuerdas de mi guitarra” y en el ruedo vimos la presencia, hoy dicen el holograma vivo de “Paquirri”, el recuerdo del torero padre de éste fue inevitable; los tres pares de señorío, con algo que tiende a perderse en banderillas; la pura verdad, el asomarse al balcón, sin truco alguno. Rivera Ordoñez ama, cultiva el clasicismo, nada de pirotecnia banderillera, volteretas, maromas y embroque a la “tragala”. Los tres pares han quedado en el cirulo de un pequeño plato de taza cafetera, véase en las fotos este gran detalle; el tercer par, ha sido muestra fehaciente de pura verdad banderilleando, al cambio y violín con los pitones rosando la fajilla y los muslos del torero. Nunca a cabeza de toro pasado, que es lo usual entre nuestros toreros banderilleantes autóctonos.

Mientras,Arturo Macías de blanco, oro y albos remates, en “su” plaza, con “su” gente, la gente buena de Aguas ha recibido en todo momento el apoyo de los tendidos, al igual que su paisano, el otro aguascalestenceMario Aguilar, que a punto ha estado de cruzar por la puerta de la consagración en esa, tan codiciada plaza.

Vamos por orden: sí a Macías le reconocemos la virtud, el don que Dios da a muy pocos, de conectar de inmediato con los tendidos, de tener ya en la espuerta la simpatía y el apoyo de la afición en los ruedos que pisa; Juan Pablo Sánchez tiene el don del temple, como mucho ha quedado dicho; éste Mario, tiene otras dos grandes virtudes, domina, saborea y hace saborear el toreo de mano muy baja, aquel que sí el toro le va, lo hace arar el albero con los pitones, y otra suya virtud: instrumenta unos pases de trincherilla con un sello muy personal, de estos nos regaló cuatro en su segundo toro y más antes dos en la faena de su primero. También tiene a su favor la juventud, está en la edad propicia, pero así pinchando a los toros, echando por la borda faenas exquisitas, así, así no se puede, y el tiempo pasa.