“Atrevido” se llamó el toro, muy bello, un cromo de capa, girón en castaño, tal como señalaron las reseñas oficiales, bocinero, guantero, además de bragado corrido. Su casa de origen “Alcurrucen”.
De salida levantó murmullos y arrancó el aplauso. Fue noble a carta cabal, metía la cabeza con su enarbolada encornadura literalmente arando la arena del albero.
“Había que darle confianza para que enganchara la muleta a veces y cogiese el celo necesario. Es un encaste que sale bastante frío y hay que ir dándole cariño cuando te lo permite”.
Así se ha expresado del comportamiento del toro, excepcional de verdad, su lidiador Diego Urdiales, quien esa tarde, plaza y feria de Bilbao, ha vestido de Vino Burdeos y bordados en oro con remates y cabos blancos, color del terno que la crónica describió como berenjena, pero que según la sagrada liturgia del toreo era color vino intenso, la coloración que sólo toman los benditos caldos cuando el producto de la uva está bien maduro, efecto del paso de los años, y así bien maduro está Urdiales y él bien, bien lo sabe y vestido de luces bien lo representa enfundado en su terno que era color vino y con trazo de bordados que mucho dicen: hojas de parra enlazadas en ramos de la vid, —véase la foto 3 en detalle—, la planta madre que nos da el vino, y el torero con la madurez de los buenos vinos.
La Vuelta al Ruedo con que se premió la nobleza y por supuesto la bravura de este toro levantó al público que puesto de pie aplaudió en cerrada ovación el paso lento de sus restos. Sin duda un gran toro, en una feria cuyas principales características son la presencia y el trapío de los toros que en ella se lidian.
Mientras, en Linares, la puerta grande, misma que se abrió el 28 de agosto, de 1947 ya caída de la noche para dejar pasar el cuerpo de Manuel Luciano Rodríguez Sánchez “Manolete”, cuerpo lastimado por la cornada que al momentáneos de entrar a matar le propinó “Islero”, quinto de la tarde, el negro de Miura llevado en andas en camilla que por el intenso frío era cubierta con capotes de brega con rumbo al Hospital de los Marqueses de Linares.
Por esa misma puerta han salido aupados a hombros Alejandro Talavante, por el corte de una oreja a cada uno de sus toros, Curro Diaz el torero de la tierra, de ahí, de Linares quien corto 3 peludas 3 a toros de “Luis Algarre”, y a pie salió de la plaza José María Manzanares quien se llevó sólo una peluda en tarde de remembranzas de “El monstruo de Córdoba” a 69 años de su trágico fallecimiento.