Creo que esa es la frase que aplica para escribir la crónica de la corrida del pasado domingo. Tomando base esta frase, que es la única que saben usar los comentaristas de TV en corridas de toros.
¿Qué se siente? Habrá que preguntarle al ex-joven Murrieta, ¿Qué se siente? Intentar sin previo aviso, sin gestión alguna de cortesía, de educación, tratar, así de súbito como mal acostumbran, tratar de entrevistar al hombre más pe$udo de México y que lo manden por un tubo. Pero ni así, ante hechos vergonzosos transmitidos en vivo aprenden.
Ya antes le ocurrió con Morante, ¡No escarmientan! Creen que con embestir con el micrófono en mano, ya cualquiera le va a hacer caso…pero Carlos Slim no es cualquiera.
Al matador Adame: aplicarle la misma fórmula; ¿Qué se siente? Qué en su primer toro “Ciervo Rojo”, hermoso castaño aldinegro y rebarbo, al salir del caballo después del segundo puyazo, se atraviesa el alternante, con actitud encendida como el rojo sangre de su vestido, y capote a la espalda le instrumenta, al toro, un quite de aquellos, como en aquellos tiempos en que los toreros, salían a eso en los mano a mano a partirse el alma, dejando Sergio Flores al aguascalestence como un alambre electrificado, frío del baño y en auténtico espasmo de coraje por lo que vio: no un quite, no: el arrancamiento en la primacía y el cariño del público.
La confirmación del triunfo y la entrega absoluta de la afición de La México vendrían después, al manifestarse con gran cariño a festejar el merecido triunfo de Sergio Flores
Y, a Pablo Hermoso de Mendoza, ¡Grande debe sentirse! Para que le preguntamos, algo que resulta evidente al saberse dueño absoluto de La México por el gran entradón, una afición que aunque pasen los años, ya van 18, no se cansa de ir a verle, aplaudirle y disfrutar su toreo.
Una lástima que en sus dos toros las orejas se hayan ido en el sitio en que venían. Faltó “Pirata” para consumar a la perfección como él sabe hacerlo la suerte suprema. “Pirata”, está lesionado con un desgarre, un “tirón” de tendones de los cuartos traseros, está en la banca de la cuadra y por eso no alineó en tan señalada fecha, perdiendo el navarro los anhelados trofeos; las orejas de los de “Los Encinos”.
A Sergio Flores, no aplica preguntarle nada; no cabe la pregunta: ¿Qué se siente? Cabe felicitarle, con él dar gracias a Dios y pedirle al Señor, que así como le rogamos que nos aleje de las tentaciones, al torero lo aleje de los aduladores, que de eso está lleno el mundo de los toreros triunfadores.
Y Dios no permita que sus cencejantes le llenen la cabeza prematuramente de pulqueros aires de suficiencia.
Ha dicho Sergio en entrevista que: “Me gustaría volver a España, pero por ahora quiero consolidarse en mi país”. Está bien, pero ojalá se mantenga alejado, a prudente distancia, miles de kilómetros del toreo de folklorismo.
Su camino ya esta señalado y es por la vía del toreo reposado, de mano baja, por ahí puede llegar a torear con arte.
Un torero que después de 18 años continuos de venir a México y provocar estos llenos, tiene que resultar interesante.
Con “Jánuca”, hermoso potro de capa: Bayo “Lobo”, gateado, por supuesto con cabos negros, lusitano, hijo de “Gayo”, con el que Hermoso, dictó cátedra de buen toreo a caballo. (Foto: Tadeo Alcina)
Difícilmente puede verse una cara tan llena de felicidad, como esta de Sergio Flores, después de un clamoroso triunfo.
Toreo fino, de mano muy baja, ojalá y al de Apizaco se le olviden los florilogios muleteriles y de pirotecnia de capote que hacen sus paisanos.
Este es el camino, el de crear arte: y Sergio Flores bien sabe hacerlo. Aquí captado por los pinceles de Francisco Álvarez.