Ha sido la Virgen de la Soledad. María Santísima madre de Dios, quien al quedarse sola, sufriendo la pasión de su hijo Jesús hecho hombre; es ella quien da inicio a las ceremonias procesionales el viernes antes llamado de “Dolores” y cuya conmemoración ha sido movida por la liturgia de Roma, pero en la tradición y la práctica, es la marcha de “La Soledad” la que arranca las procesiones, un viernes antes de la Semana Santa.

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Deja huella en impresión de gran dolor u sufrimiento la imagen de la Virgen en su advocación de “La Atravesada” en que una gran espada atraviesa el pecho y corazón de la Dolorosa.

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Personajes notables, entre ellos toreros se unen a las  Cofradías,  encargadas de promover, conservar, dar brillo y vida a estas celebraciones. En este caso caballeros prominentes acuden al recinto del Nazareno para llevarle en andas en las callejeras y tumultuosas procesiones.

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A este, Jesús,  Señor del Gran Poder, le escribe unas líneas ese inquieto habitante de las redes Manu Gómez: “Sueño tenerte cerca. Tan cerca que pude oírte respirar, o así me lo pareció. Tú que todo lo puedes, supongo que también me habrás oído…”

Toreros, figuras del toreo, consagradas y en la cima del triunfo, devotamente forman parte de las Cofradías y puntualmente acuden a participar en las procesiones.

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Destacan la Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo, la del Cristo del Gran Poder, la Torera Hermandad del Baratillo y  por supuesto la del Cristo de los Toreros.

En un acto por demás solemne,  Jesús Cristo del Gran Poder inicia su camino procesional. En esta bella foto en que va a dar principio al peregrinar de su pasión, parece, decía, darnos la espalda. Cosa que en estos días santos, esperamos jamás suceda.

 

 

En México,  la pasión, devoción y las enormes creencias religiosas de los toreros sentaron sus reales en San Luis Potosí,  donde este año, nuevamente es convocada la Procesión del Silencio Encabezada por Matadores y gente de la profesión taurina.