La tarde del martes 4 de agosto un grupo de hombres armados, a bordo presuntamente de una camioneta de color negro, ejecutaron con ráfagas de rifles de asalto, a Luis Salazar Galicia, líder de la organización de comerciantes Ignacio Zaragoza, del municipio de Tepeaca y sus alrededores, terminando así con 30 años de cacicazgo en el comercio ambulante y local, que iniciaron a partir de la administración del doctor Julián Núñez Arellano, como presidente municipal, cuando el tianguis, considerado el más grande de América Latina, fue trasladado de la Plaza de Armas a la Central de Abasto.
Luis Salazar se dirigía sólo a sus oficinas, a bordo de su vehículo Chevy de color azul, cuando más de 50 balas atravesaron la unidad, provocándole una muerte casi instantánea, en la esquina que forman la 3 sur y 3 Poniente, de la ciudad de Tepeaca de Negrete, a las 14 horas, cuando la circulación de vehículos y de peatones es constante.
Como si fuera una señal de advertencia.
Antes de Julián Núñez Arellano, Luis Salazar Galicia, era apenas el líder de un grupo de vendedores de zapatos, que tenía sus locales en calles del Centro Histórico y en la vía pública, pero llegó a ganarse el respeto de sus compañeros y a escalar posiciones luego de rebelarse para que el tianguis fuera removido hasta las instalaciones de la Central de Abasto, que se ubican en la carretera que va de Tepeaca a San Hipólito Xochiltenango.
Los días antes del desalojo de comerciantes ambulantes, hace más de 30 años, elementos del grupo antimotines de la Policía del Estado, fueron mudos testigos de cómo la gente protegió a Luis Salazar de no ser detenido, lo ocultaron en las azoteas, desde donde prepararon bombas, molotov, piedras, mentadas de madre y todo lo que pudiera descalabrar para retirar a los uniformados.
Horas después estos mismos comerciantes desfilaban por las calles de Tepeaca, llevando imágenes religiosas y al centro a su líder, llevando por testigos a reporteros de diversos medios de información de Puebla.
Meses antes de esta ejecución pública, Luis Salazar lanzó su último desafío el gobierno de Luis Barbosa Huerta, a negarse a cerrar el tianguis de Tepeaca, ante la pandemia del Covid-19, para tratar de demostrar el liderazgo que lo llevó a quitar y poner presidentes municipales, así como de brindar apoyo a candidatos del gobierno del Estado.
Sin embargo, este líder ya no era tan querido por sus simpatizantes, sobre todo porque, durante más de 30 años no sólo acumuló poder político sino que dinero, con el pago de cuotas de más de 10 mil agremiados, a razón de unos 500 pesos cada uno por semana.
Muchos comerciantes, en entrevista en medios informativos locales y del estado, externaron su preocupación y temor, al oponerse alguna de las decisiones de Luis Salazar, entonces dejó de ser querido para ser temido.
De los tiempos de Luis Salazar como líder de vendedores de zapatos a líder de más de 10 mil comerciantes, pasaron muchos cambios en Tepeaca, no solo de presidentes municipales, sino también de la llegada del crimen organizado, de jefes de carteles locales y nacionales que vieron en el distrito el jugoso negocio del robo de hidrocarburos, de robo de vehículos de carga, de narcomenudeo, además de explotación sexual, de la extorsión y el cobro de piso.
Las líneas de investigación por el crimen de Luis Salazar Galicia son muchas, como muchos son los interesados en quitarlo del camino de un negocio qué tan solo en cobro de permiso semanarios para vender deja millones y millones de pesos.
Nos vemos cuando nos veamos.