Donde no se cansan de regar el tepache en plena pandemia del Covidio es en el IMSS de La Margarita, donde nomás no se sabe si son ineficientes por tanta chamba o porque Diosito los hizo así.
Y es que mi chismoso galeno soltó la sopa de que andan metiendo las cuatro patas bien sabroso, cuando de temas pandémicos se trata porque resulta que los pacientes que llegan con síntomas de Covicho y esperan largo rato pa’ caerle al turno de pruebas, no saben el calvario que se les viene.
Pos si primero ya es mucho sentirse de la fregada y tener que moverse pa’ la clínica, se topan con que la mentada sana distancia es un vil cuento de hadas. Pero eso no es todo.
Ya cuando uno la libra y pasada por fin la raspadera de la prueba, comienza la incertidumbre: los pinches resultados tardan una semana en ser entregados.
Eso sí, pa’ no quedar mal los doctores la cantan derecho: se ponen a medicar sin tener la certeza que su profesión amerita.
¡Ah, chingá!, ¿a poco esos son los protocolos de primer mundo en el IMSS?
Peor aún, la receta en cuestión omite cualquier antimitótico y lanza al paciente a la calle con unas pastillitas de paracetamol pa' que amarre.
Como quien dice, se lavan las manos y los dejan a su suerte, esperando que con una simple persignada se libren del Covidio.
Por eso la banda mejor le cae a pruebas de farmacia y laboratorios, pagando un ojo de la cara y en máximo 24 horas tener el resultado, aunque en ello se pierda tiempo valioso.
Y nomás pa’ rematar, una semana después, cuando al fin son dados de alta con 7 días de incapacidad, les hacen perdidizas las pruebas.
Hasta parece chanchullo pa’ no dejar rastro de los positivos y hacer más flacos los números de por sí dolorosos en esta cada vez más trágica pandemia.
Ojalá las autoridades del IMSS de La Margarita se pongan las pilas, porque con tanta pérdida, no andamos pa’ más jaladas como ésta.
Ahí se las dejo al costo.