¡Qué transa, mis valedores! Su héroe de barrio ya anda de vuelta, después de un mesecito de descanso, que más que descanso fue puro tomar aire pa’ los siguientes gobiernos que se nos vienen.

Porque si en la lucha libre hay relevos australianos, en la política ni se diga. Y miren que su servilleta se las sabe todas sobre relevos, traiciones y maromas que te dejan viendo estrellitas.

Así que vamos directo al punto, porque lo que les contaré me cae de madre que no tiene desperdicio.

Pos resulta que existe un cuate que primero andaba de Jefe de Departamento de Organización y Logística de Eventos, o sea, el mero encargado de que los eventos del Ayuntamiento se hicieran como Dios manda.

Carlos Blanco Navarro dependía directamente de la presidencia. Él se aseguraba de que Lalo Rivera y Lili Ortiz tuvieran su silla bien puesta, el micrófono funcionando y que a ningún colado se le ocurriera armar desmadre en los eventos.

Pero, como siempre, el destino —y la política— le tenían guardado un regalito post cuando empezó la campaña de Lalo pa' la grande, ¿quién creen que se fue como Jefe de Avanzada?

¡Exactamente! El mismísimo Blanco, a quien le encargaron llegar primero a las sedes, checar que todo estuviera en orden y que a Lalo no le llovieran sillazos o abucheos. En fin, lo suyo era ser el guardaespaldas con traje bonito, que siempre estaba un paso adelante de su jefe.

Y aquí viene lo sabroso. Luego de la carnicería que fue la campaña el Charly no se quedó sin hueso. ¡No, mi manada!

Se sacó el premio de la Dirección de Vinculación Ciudadana en la Secretaría de Bienestar y Participación Ciudadana con un sueldazo de 54 mil 599 pesotes mensuales. ¡Pero acá no acaba la chingonería! Le dieron su puesto con fecha retroactiva al 16 de junio, cuando en realidad, no empezó a chambear hasta julio. O sea, ¡se clavó una o dos quincenas sin siquiera haberse sentado en la oficina!

Acá ya estamos hablando de agandalle de campeonato. Porque está bien que en la política se repartan premios a los fieles, pero esto ya es una mentada de madre.

Le pagaron retroactivo, como si hubiera estado chambeando desde antes, cuando todos sabemos que ni se apareció hasta julio.

Y de méritos… ¿Qué hizo Carlos Blanco para merecer este puestazo? ¿Ser un genio de la política? ¿Haber salvado a Lalo de algún madrazo en campaña?

¡Nada! Solo fue el guarura de confianza, el que se aseguró de que el jefe estuviera cómodo y a salvo. Y por eso, de un brinco, lo colocaron en un puesto alto, con un pinche sueldazo.

Mientras tanto, los valedores de a pie siguen chambeando de sol a sol, viendo cómo estos vividores se llevan los premios sin haber sudado una gota.

Y lo peor es que lo hacen con todos los reflectores encima, como si no nos fuéramos a dar cuenta de su movida.

Pero Nancy, aquí estamos bien despiertos, y aunque a veces parece que nos quieren aplicar la llave del olvido, no nos dejamos.

Así que ahí lo tienen, mis valedores: Carlos Blanco Navarro, de organizar eventos a ser el jefe de avanzada, y luego, ¡zas!, director con sueldo gordo y paguito retroactivo.

Foto: Especial

Lo bueno es que ya se van y quienes llegan saben que acá andamos viendo por la banda.

Avisados están.