Quiubo, banda intolerante. Una entrega más en las que este héroe de barrio les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.
Así que agárrense porque me les vengo.
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Bien se acordarán ustedes de la vez en la que les conté el chisme, que me trajo un primo cercano oriundo de Tecamachalco, al que le decimos Aquiles Pico desde que era chiquito, sobre cómo andaban las cosas por ese municipio.
En esa entrega de noviembre del año pasado, les decía que andaban poniéndole espolones a Juan Gerardo Jaramillo González, un gallito muy de a tiro, pa' buscar la alcaldía de Tecamachalco, por los colores panistas.
Pos resulta que Don Jara es compadre de Tonayán y de negocios, como la empresa empacadora "Legumbres Frescas de Puebla S.A. de C.V.", de uno de los alcaldes más negros en la historia reciente de la polaca poblana como lo es el nefasto Inés Saturnino López.
Y es que me cae que el currículum del exalcalde panista de Tecamachalco durante el cuatrienio 2014-2018 no tiene desperdicio porque, pa' empezar, a Don Saturnino lo terminaron bautizando como El Machito después de que dos de sus regidoras lo acusaron de violencia de género.
Pero para El Machito, esto no era suficiente y, como Dios manda, le metió varias cucharas soperas a su presupuesto dejando unos agujeros financieros marca No Me Olvides.
Pos no por algo hace meses solicitó un amparo que le terminaron negando y, según me contaron, se fugó de Puebla por si las moscas.
Es aquí donde entraría al quite el compadre Don Jara, quien además de no tener ni un poquito de experiencia política, tampoco es oriundo de Tecamachalco y, pa' que se den una idea del nivelito, chéquense su ortografía que les juro que Miguel de Cervantes envidiaría.
No sea así Doña Genoveva
Si su PAN se quiere volver a joder a la gente de Tecamachalco, mejor dígalo de frente pa' que entonces entendamos si termina haciendo candidato a un prestanombres y analfabeta, digo candidatazo, como Don Jara.
Un arrimón hasta el cielo
La noticia del fallecimiento de Rodrigo López-Sainz puso de espalda plana a su héroe de barrio. Porque más allá de habérsela jugado con la loca idea de fundar Intolerancia hace ya más de 20 años, Don Rodrigo no solamente cambió el concepto de cómo hacer periodismo en Puebla sino también tocó la vida de cientos de personas a las que les dio su amistad, empleo y un legado.
Descanse en paz, Don Rodrigo. No pasará un día sin que en los pasillos de Intolerancia nos acordemos de usted. Gracias por tanto.