Quiubo, banda intolerante. Una entrega más en las que este héroe de barrio les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.
Así que agárrense porque me les vengo.
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Hay cosas que a su héroe de barrio simplemente no le cuadran por más tiempo que lleve en esto de cubrir la famosa polaca. Les juro por ésta, que pa’ entender al espécimen político que hoy es el mero petatero, sí está en chino.
Y es que nomás nadie me puede explicar cómo chingados Morena en Puebla puede traer santo despapaye cuando, además de ser el partido más grueso en el estado, ¡ya arrancaron desde hace un mes las elecciones federales y casi cinco días las estatales!
Pa’ darse cuenta de esto nomás falta echarse dos búsquedas en las redes sociales pa’ ver el desfiguro que la 4T se echa a diario.
Chéquense cómo está la cosa en este Montessori.
Corte A: la Secretaria Nacional morenista, Doña Citlalli Hernández, vino a tirar espalda y respaldo al arranque de campaña de la Clau.
Corte B: el Gabi Biestro, después de andar más callado que momia de Guanajuato, salió a patalear en su cuenta de Tuister preguntando sobre la famosa encuesta.
Compañera Secretaria @CitlaHM ojalá puedas compartir conmigo una copia de esa encuesta, porque la Comisión Nacional de Elecciones, de la que eres parte, le respondió al Tribunal Electoral cuando se la pidió, que no existía encuesta alguna! Verdad que sí hubo???
— Gabriel Biestro (@Biestro) May 6, 2021
Corte A: Don Nacho Mier juró y perjuró que la 4T es distinta y que el caso de Saúl Huerta no tiene que ver con Morena porque actuó de manera personal y sin la etiqueta de diputado.
Corte B: con santo calzador, Don Nacho terminó metiendo a su adorada retoñita Daniela como primera pluri de Morena asegurando un humilde lugarcito en el Congreso de Puebla.
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Corte A: Morena presentó a su lista de candidatos a diputados locales pa’ buscar amarrar el Congreso por una legislatura más.
Corte B: el IEE les negó la candidatura a cinco de sus flamantes cartas como Emilio Maurer y Pablo Salazar Vicentillo.
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Decían que no eran iguales y la neta es que tenían toda la razón.
Fueron suficientes menos de 3 añitos pa’ darse cuenta de que nos salieron mucho más cabrones que bonitos.