No ha pasado ni un año de que la nueva administración tomó posesión y ya en el Centro de Convenciones de Puebla se han presentado dos cambios de directores.
Primero inició en este puesto el fracasado empresario mueblero Antonio Zaraín García, quien de plano no dio el ancho y fue despedido a los pocos meses de haber tomado el cargo, movimiento que también significó un golpe para el secretario de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico, Pablo Rodríguez Regordosa, quien perdió el control del Centro Expositor de los Fuertes y del CCP, organismos que pasaron a manos de la Secretaría de Turismo.
A la salida de Zaraín, fue nombrado nuevo titular Gustavo Gutiérrez Bellato, íntimo amigo y dicen que hasta socio del titular del área, Ángel Trauwitz Echeguren.
Bellato en una de sus primeras decisiones corrió a cerca de 50 personas del Centro de Convenciones de Puebla, pero ahora él corrió la misma suerte; el pasado jueves fue despedido y se rumora que su lugar podría ser ocupado por Roberto Galván, director de Logística de este organismo, aunque también se maneja la posibilidad de que uno de los subsecretarios se haga cargo del manejo de este inmueble.
Lo cierto es que ni Pablo Rodríguez, ni Ángel Trauwitz Echeguren han sabido qué hacer y cómo manejar el Centro de Convenciones de Puebla, lo cual es una verdadera lástima, pues han echado por la borda el trabajo de más de diez años del desaparecido José Brito Zaragoza y de José Yitani Maccise.
El Centro de Convenciones de Puebla se encuentra hoy a la deriva y sin una cabeza que haga posible una buena administración del inmueble, que durante mucho tiempo fue orgullo de los poblanos.
Zavala y su estructura
El que tiene más que aceitada su estructura para lo que se ofrezca, es el excandidato del PRI a la gubernatura, Javier López Zavala, quien no se da descanso en su labor de visitar a sus simpatizantes que aún se mantienen leales a su proyecto.
Alejado de la sombra de quien fuera su mentor, el exgobernador del estado de Puebla Mario Marín Torres, Zavala busca sin descanso tener listo su aparato para cuando el PRI tome la decisión respecto a sus candidatos al Senado de la República.
Si de estructura se trata, López Zavala es de todos los aspirantes el que tiene la mejor, ya que cuenta con un buen número de presidentes municipales y diputados locales que se mantienen firmes con quien fuera el candidato del PRI a Casa Puebla en el 2010.
Por si fuera poco, López Zavala ha hecho algo que le faltó durante su campaña, hacer relaciones nacionales con los pesos completos del tricolor, los cuales no ven mal sus aspiraciones.
Zavala, como si fuera una hormiguita, no se ha dado descanso en mantener contacto con sus bases y sobre todo mantiene una buena interlocución con el inquilino de Casa Puebla, el cual ve al priista con simpatía.
La de López Zavala es una apuesta basada en la fuerza de su base, de los hombres y las mujeres que aun después de la derrota se mantienen de pie, en apoyo a su proyecto. Su talón de Aquiles aún es la capital del estado, en donde la imagen del excandidato es eclipsada por la de sus adversarios los expresidentes municipales, Enrique Doger Guerrero y Blanca Alcalá Ruiz, aunque el excandidato ha prometido que dará sorpresas en los próximos días.
Le sucedió a Blanca en la Sierra Norte
La expresidenta municipal y delegada del CEN del PRI en Colima, Blanca Alcalá se hizo acompañar hace mes y medio en una visita por Huauchinango del exdiputado federal Alberto Amador Leal.
Blanca se reunió con los sectores del PRI en la región y en general fue bien recibida, no así su acompañante, el cual al ser presentado como parte de la comitiva de la exalcaldesa fue abucheado por los presentes y no faltó una señora del sector popular que se parara para gritarle: “traidor, por ti perdimos”. Amador Leal se hizo chiquito, chiquito, ante la rechifla de todos los presentes.
Está de más decir que ahí se terminó la reunión y varios priistas abandonaron el lugar, no sin antes decirle a la expresidenta que no vuelva a pisar la Sierra Norte de Puebla con gente como Amador Leal.
Serpientes y Escaleras